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30 años del segundo título de Carlos Sainz en el Mundial de Rallies

30 años del segundo título de Carlos Sainz en el Mundial de Rallies

Carlos Sainz buscará desde el próximo 31 de diciembre su cuarto triunfo absoluto en el Dakar, el cuarto con una marca y coche distintos y además, logrando una hazaña histórica, la de ser el primero en conquistar la carrera más dura del mundo con un coche de motorización eléctrica, con su Audi RS Q e-Tron E2. A sus 60 años (12 de abril de 1962, Madrid) sigue a pleno rendimiento, mostrando su calidad, velocidad y sensibilidad única para desarrollar coches año tras año, compitiendo a su vez en la categoría eléctrica de raids Extreme-E con su propio equipo junto a ACCIONA y Laia Sanz. Parece mentira que, más de 30 años después de hacer historia ganando su segundo y definitivo título mundial de rallies, Carlos Sainz siga acelerando a fondo entre los mejores del mundo. Y es que precisamente, este viernes 25 de noviembre, se cumple el 30 aniversario del bicampeonato del ‘Matador’ tras ganar aquella temporada, algo que meses antes parecía casi imposible.

La mejor manera de recordar aquella hazaña es a través de las vivencias de un periodista que siguió todas las aventuras de Carlos Sainz desde las cunetas de todo el mundo para Mundo Deportivo, el maestro Raymond Blancafort. En la previa, Raymond escribía las 4 páginas con las que se inició la edición de papel de Mundo Deportivo, encabezadas por un titular contundente que copaba la portada debajo del Toyota de Carlos Sainz y Luis Moya. ‘¡Lanzado!’, exclamaba la portada de este diario. “A ‘Matador’ sólo le falta dar la estocada”, apuntaba Raymond en el titular de la crónica después de narrar los problemas de motor que dejaban a uno de sus tres rivales, Didier Oriol, fuera de la ecuación por el título tras arriesgar demasiado en los bosques británicos.

El 25 de noviembre debía disputarse la jornada decisiva. Carlos Sainz lideraba la general con 1’16” de ventaja sobre Juha Kankkunen. “Si gana el RAC Rally, Carlos Sainz se proclamará campeón mundial de 1992 y logrará su segundo título. Pero no es la única posibilidad para el español. Una vez retirado Didier Auriol, quedando por delante de Kankkunen, el madrileño también se llevaría la corona. Un doble abandono de Juha y Carlos favorecería igualmente a Sainz. Y por último, si el piloto de Touota queda un puesto por detrás de Kankkunen y el finés no pasa del tercer lugar (empatarían a puntos), Sainz se llevaría el título por mayor número de victorias”, se pudo leer en Mundo Deportivo. 

Las opciones de Carlos eran muchas a falta de la última jornada. Kankunen tenía que atacar y lo acabó pagando con una salida de pista que le llevó contra un muro. Carlos terminó por gestionar su ventaja hasta su segundo título, una corona que se forjó en el gran desarrollo del coche liderado por Sainz y un final de temporada espectacular del español, sin errores y los dos últimos triunfos.

Hubo un momento en que el título parecía casi imposible para Sainz y Moya. Pero mejoraron el coche con un intenso trabajo, especialmente en tierra, y lo más importante: no se rindieron. Fueron al ataque e hicieron lo que parecía impensable. 

En 1991, después de ganar el título del 1990, un fallo mecánico en su Toyota en la prueba final de Gran Bretaña dejó la corona en manos de Kakkunen. Sabía Carlos que podía pasar cualquier cosa y que los títulos debían pelearse hasta el final. Un año después, en 1992, Carlos no sufrió averías, fue rapidísimo y puso contra las cuerdas a sus rivales, forzando el error mecánico de Auriol en la penúltima jornada y el de pilotaje de Kankkunen el último día. Sainz y Moya volvieron a triunfar. Creyeron y lo hicieron. Aquel sería su segundo y último título en el Mundial de Rallies. Sainz dejaría Toyota en 1992 y se marchó a Lancia para el curso 1993. 

Carlos Sainz y Luís Moya, campeones del Mundial de Rallies en 1992 con Toyota

Box Repsol

El piloto de Toyota ganó la corona con 4 triunfos en todo aquel curso (Rally Safari, Nueva Zelanda, Rally Catalunya y Rally de Inglaterra). Abandonó en el Acrópolis y no participó ni en el 1.000 Lagos ni en el Rally San Remo. En el resto, ha firmado dos segundos puestos (Montecarlo y Argentina), dos terceros (Portugal y Australia) y un cuarto (Córcega). Diez participaciones en total, una menos que en 1990, y los mismos triunfos que cuando logró su primer título mundial en 1990. 

Aquella gesta de 1992 abriría la edición de Mundo Deportivo del 26 de noviembre de 1992 con 8 páginas sobre la gesta protagonizada Carlos Sainz y Luís Moya.

Carlos Sainz y Luís Moya, campeones del Mundial de Rallies en 1992 con Toyota

Box Repsol

LA CRÓNICA DEL 26 DE NOVIEMBRE DE 1992 DE MUNDO DEPORTIVO (RAYMOND BLANCAFORT):

Lo vuelto ha conseguir. Carlos Sainz, de 30 años de edad, se proclamó campeón del mundo de rallies por segunda vez en su impecable carrera tras imponerse ayer en el RaIly de Inglaterra, última prueba del Mundial de la especialidad. Hace un mes estaba prácticamente descartado para la lucha por el título, atenazado por la inferioridad mecánica de su Toyota respecto a los Lancia, especialmente en los tramos de tierra, y postergado por los dos pilotos-bandera de la marca italiana, el francés Didier Auriol y el finlandés Juha Kankkunen. Sin embargo, dos formidables victorias consecutivas del piloto madrileño en el Rally Catalunya y en el RAC han obrado el milagro. Su indiscutible clase, el apresurado trabajo de última hora de la fábrica japonesa y una considerable dosis de fortuna le han llevado hacia un triunfo tan brillante como inesperado. Salvador Serviá dijo antes de comenzar la carrera que el vencedor iba a ser el que menos percances sufriera. Y así ha sido. Las peculiaridades de la prueba británica, con tramos semi secretos y traicioneras sorpresas en el firme y la climatología, enterraron primero el sueño de Didier Auriol, que rompió el turbo el martes, y las esperanzas de Kankkunen ayer, cuando perdió el control de su montura en la primera especial y cedió casi tres minutos que resultaron definitivos. Sainz se escribió en esta ocasión con la misma letra que encabeza la palabra suerte.

Portada de MD del 26.11.1992

MD

El gran mérito de este ‘tándem’ eficaz y simpático que forman Sainz y su copiloto, Luis Moya, ha sido mantener la esperanza y no rendirse jamás. El ‘Matador’ ha seguido pisando el acelerador a fondo y acreditando su raza de campeón mientras la matemática guardara alguna pequeña vereda que condujera hacia el título. Su extraordinario pilotaje, impecable y sin errores, ha conseguido que Auriol y Kankkunen se vieran presionados de una manera feroz. La fragilidad moral del francés sucumbió ante el empuje del español, mientras al segundo, más frío, le perdió su excesivo conservadurismo.

Página de MD el 26.2.1992

MD

Página 3 de MD el 26.2.1992

MD

Un percance de Kakkunen en la primera especial le hizo perder casi tres minutos

En el RaIly de Inglaterra se ha confirmado la sensación de que Carlos Sainz es superior a sus rivales cuando compite en condiciones similares a ellos. Toyota ha aprovechado perfectamente los días que mediaron entre el RaIly Catalunya y el RAC para trabajar a fondo en el coche de Carlos, que se h bía mostrado durante toda la temporada sensiblemente inferior al Lancia Delta. En las especiales sobre tierra, Auriol y Kankkunen tomaban ventajas a veces insultantes, sólo explicables por diferencias mecánicas. Sin embargo, en los cruciales bosques de Kielder, Sainz ha podido responder a la fiabilidad de la montura italiana. No sólo no perdía segundos, sino que incluso los arañaba a sus competidores más inmediatos.

La victoria de Carlos abre ahora una incógnita aún mayor respecto a su futuro inmediato. Lancia, que ya ha perdido a Auriol en los brazos de Toyota, le quiere en sus filas, pero después de su hazaña sería una locura que la fábrica nipona dejara escapar a un piloto del calibre del ‘Matador’. La última palabra la tienen él y Luis Moya, que deben calibrar los pros y contras de permanecer junto al Team Europe o de emigrar al Jolly Club.

La corta etapa de ayer, que constaba de seis especiales para un total de 133 kilómetros cronometrados, era un mero trámite después de que Carlos soportara con la máxima nota la durísima criba de Kielder. Con Auriol fuera de carrera, Kankkunen estaba obligado a volar como un poseso si quería en jugar el minuto y dieciséis segundos que le separaba del madrileño. El tres veces campeón del mundo dobló la rodilla en el primer tramo del día, cuando sacó la mano fuera del coche para quitar algo del parabrisas y perdió el control. Su Lancia Delta golpeó contra un muro, quebró la suspensión y tardó 2’43” en reincorporarse a la carrera. A no ser que Sainz sufriera un imponderable, los laureles eran suyos. Y Carlos, pese a que mantuvo su trepidante ritmo, se caracteriza precisamente por no fallar en los momentos importantes. Llegó al final del sexto y último tramo del día como campeón del mundo de rallies, repitiendo su logro de 1990 y quitándose la espina de la campaña anterior, cuando la espesura de Kielder le jugó una mala pasada que le costó el título. Mientras los británicos Colin McRae y Malcolm Wilson y los finlandeses Ari Vatanen y Markku Alen hacían la guerra por su cuenta, Sainz se limitó a controlar a Kankkunen a partir de la segunda especial. En Glengap quedó un segundo por detrás de Juha, en Loch Derry se lo recuperó y en Glentrool se dejó dos segundos más allá. Sólo en los dos tramos finales de Loch Fleet, cuando Carlos se veía campeón, el piloto de Lancia fue capaz de arrebatar un tiempo significativo: un minuto y trece segundos que le dejaban todavía muy lejos del español, a 2’45”. Kankkunen tuvo que conformarse con el tercer puesto de la clasificación final, precedido por Vatanen. Su admirado amigo español le había superado una vez más.

Carlos Sainz ha fraguado su segundo título mundial de manera distinta al primero, con un inicio titubeante y un final avasallador. Ha ‘campeonado’ a golpe de genio, intercalando victorias memorables con algún tropiezo ajeno a él. El piloto de Toyota se ha adjudicado cuatro pruebas —Rally Safari, Nueva Zelanda, Rally Catalunya y Rally de Inglaterra—, se ha retirado en el Acrópolis y no ha participado en el 1.000 Lagos ni en el San Remo. En el resto, ha firmado dos segundos puestos (Montecarlo y Argentina), dos terceros (Portugal y Australia) y un cuarto (Córcega). Diez participaciones en total, una menos que en 1990, y los mismos triunfos que cuando alcanzó por primera vez el título mundial.

Antes de comunicar públicamente cuál será su des tino futuro, Sainz y Moya han reservado unos días para dar rienda suelta a su justificadísima alegría. Hoy, jueves, a las 19.20 horas, llegarán al aeropuerto de Madrid, donde efectuarán una recepción y una rueda de prensa. En la posterior trayectoria hasta la capital, seguro que no podrá pisar el acelerador. Lo impedirá una escolta de aficionados enfervorizados por el éxito del mejor piloto de rallies del mundo.

DECLARACIONES DE SAINZ TRAS SER CAMPEÓN EN 1992:

La página de declaraciones de Mundo Deportivo el 26 de noviembre de 1992

MD

Así lo escribía Raymond Blancafort, desde Chester: 

Cuando llegó al control de la última especial, en Ae, Carlos Sainz estaba completa mente bañado en sudor. Se quitó el casco y descubrió un semblante radiante, completamente feliz a pesar de la habitual frialdad que acompaña al madrileño.

Sus primeras palabras fueron para recordar lo mucho que les ha costado a él y a todo su equipo proclamarse campeones del mundo. “Antes del San Remo todo parecía perdido para nosotros: Lo que pasa es que en el último mes y medio han sucedido cosas bastante anormales. Para hacernos con el título tenían que pasar varias cosas: que ganásemos las dos últimas pruebas, para lo cual el coche tenía que mejorar bastante y además que Auriol tuviese problemas en uno de los dos rallies por lo menos. Y todo esto ha pasado”.

“Antes del San Remo todo parecía perdido para nosotros: Lo que pasa es que en el último mes y medio han sucedido cosas bastante anormales”


Carlos Sainz (1992)

Sainz no quiere hablar de la suerte “Yo diría mejor que nunca nos hemos rendido. Antes del Catalunya trabajamos mucho para mejorar el coche en asfalto. Y lo conseguimos. Además, encontramos alguna solución para que fuera más competitivo en la tierra. Antes del RAC ya vimos que el coche iba a más en los test previos”, manifestó el ya bicampeón del mundo de la especialidad.

Pero ni él ni Luis Moya tuvieron nunca claro ganar el RAC. “En el Catalunya comprobamos que el tiempo que nos quitaban en los tramos de tierra era mucho. Demasiado como para sentirnos optimistas de cara a esta última prueba, a pesar de la mejora evidente del Toyota en ese terreno. La primera etapa, la de los Mickey Mouse, no demostró nada; es atípica. Cuando vimos que en Gales seguíamos distanciando a los Lancia, la inyección de moral fue extraordinaria. Hasta ese momento nunca habíamos estado por delante de los Lancia en tramos de tierra. Fue entonces cuando vimos que todo era posible, tanto ganar el RAC como el Mundial”.

Aunque el ataque de Auriol en Grizedale estaba cantado, Sainz y Moya no las tenían todas consigo. “Ya hizo lo mismo el año pasado en esos tramos. Cuando se quedó a 20 segundos, lo vimos un poco negro. Su abandono fue un descanso para nosotros. No porque fuese más peligroso que Kankkunen, sino porque estaba más cerca que el finlandés. Pero no nos relajamos mucho cuando abandonó. Kankkunen se iba acercando y sabíamos que atacaría a fondo en la última etapa, donde tuvimos bastantes problemas para entrenar. Pero la diferencia era importante y al salirse Kankkunen ya lo vimos claro. De todos modos, quedaban los últimos tramos, con trazados delicados donde cualquier error hubiera resultado fatal. Una vez más se ha demostrado que los rallies y los Campeonatos hay que disputarlos hasta el final”, manifestó Sainz antes de dirigirse a la meta de Chester.

Una clave de su victoria está en la mejora del Toyota y Sainz no se explica “qué les ha podido pasar a los Lancia’. Remarca que “nosotros no teníamos nada que perder. Estábamos desahuciados. Hemos salido a atacar desde el primer tramo y nos ha ido bien. El coche ha ido fantástico y sólo se han cambiado las piezas imprescindibles por motivos de seguridad. No hemos tenido averías ni cometido errores, algo importantísimo. Hemos pilotado al máximo y no tuvimos un solo susto. Bueno, sólo un par pero fueron muy pequeños…”, bromeó Sainz. Sus últimas palabras fueron para Auriol. “Que recuerde que somos profesionales y que debemos asumir los imprevistos de este deporte y los problemas que pueden surgir en cualquier momento. A mí me ocurrió lo mismo el año pasado y, a pesar de que debe estar pasando un momento muy difícil, que piense que el próximo Mundial está a la vuelta de la esquina y no hay mucho tiempo para recordar”.




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