32 años viviendo solo en una isla desierta

Pocas historias actuales son increíbles como la vida de Mauro Morandi, un italiano de 82 años que ha vivido solo en una isla desierta italiana hasta este pasado mes de abril. Han sido 32 años como un auténtico Robinson Crusoe, ahora, el gobierno lo ha desahuciado de la isla de Budelli, en el archipiélago de la Magdalena, en Cerdeña.

Hace unos días, Morandi abandonó su residencia en la isla para marcharse a tan solo 18 kilómetros, al otro lado del mar, donde le esperaba una casa nueva y muchos más lujos, pero no la libertad y la soledad que un día buscó en la isla desierta.

Un viaje de 32 años

Profesor de Educación Física en Módena, en el año 1989 Morandi compró un pequeño catamarán y se lanzó a viajar por la Polinesia junto a dos de sus mejores amigos. Por cuestiones logísticas, la expedición tuvo que parar en la isla de Budelli, lo que supuso un auténtico flechazo para Morandi.

Allí se encontró naturaleza y lugares solitarios, pero ni rastro de una persona que lo molestara. Pronto supo que viviría allí, por lo menos durante unos años. El destino quiso que el custodio de la isla se jubilara dos días después de la llegada de Morandi, y no se lo pensó. Se quedó allí para sustituirlo.

Se asentó en un antiguo refugio construido durante la Segunda Guerra Mundial y comenzó a cuidar la isla como su hogar. Su tarea era relativamente sencilla: evitar incendios, intrusos y sacar la basura que llegara del mar.

Tan solo algunos turistas curiosos molestaban la soledad de Moranti durante el año, que confesó en más de una ocasión que era en invierno cuando más disfrutaba de su soledad.

Se acostumbró a vivir con lo mínimo, sin lujos, sin radio ni televisión y recibiendo comida cada 15 días que le traían desde el exterior.

Desahucio de la isla

La vida de Mauro Morandi cambió en 2016 cuando la isla fue incorporada al Parque Nacional del  Archipiélago de la Magdalena, por lo que Mauro Morandi ya empezó a molestar al gobierno.

Varias peticiones para que se marchara de allí llegaron en los años siguientes, pero a base de esfuerzo, Morandi logró retrasar todas las amenazas que lo sacaban de la isla.

Ahora, en 2021, admite que ya está cansado de luchar contra el gobierno y aceptó marcharse de la isla con la esperanza de que la isla fuera cuidada como él la cuidó durante los últimos 32 años.

 




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