El Sevilla ha tenido esta temporada una importante legión de cedidos fruto de los cambios no sólo de entrenador, sino del flujo de directores deportivos que hubo durante la ausencia de dos años de Monchi, que tuvo un paréntesis en la Roma.
Jugadores que supusieron una inversión importante, muy importante, y con una ficha relativamente alta no tenían sitio en el proyecto de Lopetegui y siguen sin tenerlo. El entrenador sevillista ha dejado claras cuáles son sus intenciones con estos jugadores. Quedaba la duda de Joris Gnagnon, a quien Monchi retó públicamente a convencer al técnico con su trabajo en pretemporada tras un buen año en el Rennes, pero el defensa francés se ha quedado fuera de la lista de 28 jugadores que el club ha desplazado a San Pedro del Pinatar para preparar la Supercopa de Europa ante el Bayern Múnich.
Pero no sólo Gnagnon. También Ibrahim Amadou, Aleix
Vidal y Roque
Mesa, apuestas todas ellas de Joaquín Caparrós que supusieron un desembolso de más de 40 millones. Unos 15 y 10 los dos franceses de origen africano (costamarfileño y camerunés), 10 el de Tarragona y 7 el canario. A ellos hay que unir el francés Corchia, otra apuesta fallida que costó algo menos, unos 5 millones de euros.
Lopetegui, de todos los cedidos, sólo ha tirado de los cuatro criados en la cantera: Juan Soriano, Bryan Gil, Pozo y Carlos Fernández.
Monchi tiene trabajo para colocar en verano a jugadores que, de momento, no entran en los planes de Lopetegui.
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