900.000 euros por siete años en el karting a nivel nacional e internacional. 500.000 por una temporada de Fórmula 4. Después, 1 M€ para subir a la Fórmula 3. Y 3 M€ para competir en un equipo puntero de F2, la antesala a la F1; la meta con la que niños y niñas sueñan cuando empiezan a competir. En total, 5,6 millones de euros.
“El automovilismo no es barato“, reconoce en una entrevista con EFE Nacho Aviñó, presidente de la comisión de karting de la Real Federación Española de Automovilismo (RFEDA) y responsable del Campeonato de España (CEK).
La cálculos desgranados son para una carrera idílica. Empezar con ocho años en la categoría ‘Mini’ del CEK y con 14 dejar el kart para pasar a monoplazas ya con 15, subiendo año a año de categoría. Un rendimiento a la altura de los mejores del mundo. Pocos lo consiguen, pero hay muchos que lo intentan.
En la primera cita del CEK en el Karting Campillos de Málaga hubo récord de inscritos en el circuito, 166. Superó el de la pasada temporada. Tras la pandemia, los más jóvenes -y los que no lo son tanto ya que en la máxima categoría KZ hay participantes que superan los 40, – miran más que nunca al karting.
“Los números después de la pandemia, aunque parezca raro, han aumentado. Los costes han subido, porque la vida en general ha subido. Nosotros intentamos contener los gastos lo máximo posible, en todo lo que está en nuestra mano”, apunta Nacho Aviñó.
“Achaco este aumento a un cambio de filosofía, de estar en casa a salir a hacer lo que le gusta. Cuando estamos bien de salud se practica más”, completa.
Un Campeonato de España de Karting que en su primera prueba, de cuatro, con dos carreras cada una para ahorrar costes, reunió a 23 nacionalidades diferentes y tuvo su mayor número de participación femenina con 14 chicas, tres más que la pasada temporada.
“Es un dato importante, pero yo estoy más orgulloso de que en el automovilismo las mujeres son igual que los hombres, les damos las mismas herramientas. Son totalmente iguales. Se ponen el casco y son un número, no separamos. Eso es igualdad máxima. Y van apuntándose más niñas todos los años. Hace diez años había dos o tres; ahora son 14″, pondera el dirigente.
INVERTIR EN PATROCINIO
Actualmente, el CEK cuenta con el apoyo de ‘Finetwork’, con un acuerdo de ‘naming’. Antes fueron el Banco Santander y previamente LaLiga. Todos ellos, fundamentados en la Ley 49/2002, de 23 de diciembre, de régimen fiscal de las entidades sin ánimo de lucro y de los incentivos fiscales al mecenazgo.
Es decir, los patrocinadores del CEK tienen beneficios en sus respectivas declaraciones de la renta. “Es un tema que consiguió la Federación”, señala Nacho Aviñó.
“La calidad del Campeonato es muy alta. Tiene un coste importante y hay que buscar empresas como Finetwotk para tirar hacia delante. No es una opción bajar la calidad, hay que buscar apoyos y Finetwork es un pilar fundamental”, asegura.
Acuerdos que permiten seguir adelante a un campeonato con un presupuesto de más de 300.000 euros, que no es rentable económicamente, pero sí como forma de “promover el deporte”, reconoce Nacho Aviñó.
Eso sí, según datos remitidos a EFE por la Federación, durante la pasada temporada el CEK tuvo un impacto de más de 2 millones de euros en cada comarca durante los tres días de duración. Hoteles, restaurantes, empleos… todo alrededor de un CEK que pasó por Motorland (Teruel), Chiva (Valencia), Campillos (Málaga) y Zuera (Zaragoza).
En el calendario no está el circuito de Fernando Alonso en Asturias, aunque Nacho Aviñó no “descarta la posibilidad” de que lo visiten en el futuro.
UN CAMINO COSTOSO
Un Fernando Alonso que salió del CEK, como Carlos Sainz o Álex Palou, y cuyo nombre aparece en equipos de cantera como lo hacen el de Lando Norris, Charles Leclerc o Daniel Ricciardo.
El camino es duro y costoso, 5,6 millones de euros de base, en un ascenso ideal a la cima aunque con muchas aristas y gastos extra, pero también facilidades. Un buen rendimiento en pista puede hacer que la academia de un equipo de F1 se fije en ti e ir de la mano, pero no es el caso de todos.
Un kart de la categoría ‘Mini’ ronda los 6.000 euros y de ‘KZ’ los 13.000 a lo que hay que sumarle combustible, neumáticos, mantenimiento y mecánico.
“Indudablemente, el automovilismo no es barato“, reconoce Nacho Aviñó. “También los primeros que lo encarecen son los padres, que se pasan en los circuitos todos los fines de semana haciendo test; eso cuesta más que las cuatro carreras del CEK”, apunta.
Además, reconoce que contar con el sustento económico o no, ya sea familiar, por patrocinadores o por estar dentro de una estructura potente, puede marcar el futuro de los chicos y chicas del CEK.
“El primer filtro que nos encontramos es el económico. El automovilismo tiene una herramienta, el kart, que no es barata, que se desgasta… Eso sí, hay otros deportes que tienen otro tipo de gastos; cuanto te metes en competición deja de ser barato”, señala.
Y cuando dejan el karting y optan por los monoplazas con el sueño de llegar a la F1, los gastos aumentan. Hacer una temporada de Fórmula 4 cuesta 500.000 euros; de F3, 1 M€; y de F2 alcanza hasta los 3 M€ en un equipo de la parte alta de la parrilla. Solo por participar. Hay que añadirle viajes, entrenamientos…
Un camino hasta la élite que ha de unirse con un rendimiento deportivo muy por encima de la media, unido a patrocinadores o apoyos económicos importantes, pero que empieza en un karting al que, más tarde, los pilotos siempre vuelven.
“Lo más parecido a un F1, de cuatro ruedas, es el kart de marchas; el que todos suelen utilizar. A nivel de exigencia física, es lo mejor que hay y a nivel concentración les completa”, asegura Nacho Aviñó.