73-69: El Fenerbahçe gana y también fuerza el quinto

73-69: El Fenerbahçe gana y también fuerza el quinto

El Fenerbahçe logró igualar la serie de cuartos de final de la Euroliga que le enfrenta contra el Olympiacos, al conseguir la victoria (73-69) en un cuarto duelo muy igualado que se desniveló con un final donde fue decisivo el acierto exterior.

Aún con los rescoldos del tripe agónico de Kostas Sloukas que decidió el tercero de los enfrentamientos, salió el cuadro griego entonado para firmar un parcial de 0-5, respondido con otro de 7-0 que impidió que se marchase durante los instantes iniciales. El resto del cuarto fue frenesí, un ritmo diabólico que no tenía espacio para los tiempos muertos o los parones por faltas entre canastas en uno y otro aro (18-17, min.10).

Todo lo contrario sucedió en la vuelta al parqué. Lo que era acierto y vistosidad se convirtió en fallos y espesor, con solo tres puntos entre los dos contendientes en casi tres minutos. Afinaron para corregirlo, con Shaquielle McKissic manteniendo a flote a los visitantes y Carsen Edwards dando vida a los locales. Notable fue sobre todo lo de este último, que anotó 8 puntos en menos de tres minutos. Al descanso igualdad, después de que las ventajas máximas que no superaran los cinco puntos (32-33, min.20).

La segunda parte empezó con el conjunto griego más inspirado, lo que le permitió marcharse cinco puntos arriba, su récord en el choque hasta ese momento. Ese beneficio se encargó de defenderlo Isaiah Canaan durante un tiempo, pero no pudo evitar que el Fenerbahçe encarase los diez minutos decisivos a solo un punto (48-49, min.30).

Los turcos pasaron de las amenazas a los hechos de la mano de Nigel Hayes-Davis, gigante dormido que apareció de repente para clavar dos triples seguidos y romper ligeramente el choque. No se descompuso pese a ello el Olympiacos, que consiguió remontar gracias a un parcial de 0-7 que incluyó 5 puntos del escurridizo McKissic. Lo cortó Tyler Dorsey para igualar la contienda con 5 minutos por jugar (58-58, min.35).

A partir de ese momento, cada ataque pasó a valer oro y la fiabilidad se convirtió en virtud. De ella fueron sobrados desde el perímetro los dos equipos, enzarzados en un toma y daca de triples donde se vieron tres de Dyshawn Pierre, dos de McKissic y uno de Dorsey. Ahí se desequilibró el partido en favor del anfitrión, que de esta manera fuerza el quinto y definitivo en tierras griegas.




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