ORANGE, Connecticut – Ningún estadounidense respondió a sus avisos ofreciendo trabajo como instructor de baile, por lo que Chris Sabourin decidió buscar en el extranjero. Pero tropezó con restricciones a la concesión de visas, que están causando grandes dolores de cabeza a los centros de enseñanza de baile de salón en Estados Unidos.
Sabourin finalmente desistió de traer alguien de afuera luego de gastar miles de dólares tratando de conseguir los servicios de una instructora griega para que enseñase en el estudio Fred Astaire de Orange, Connecticut. Esos esfuerzos quedaron en la nada porque la mujer fue detenida en el Aeropuerto Kennedy de Nueva York y enviada de vuelta a su país.
“Sería bueno que nos dejasen saber por qué tenemos tantos problemas”, dijo Sabourin. “Esto afecta nuestro negocio, sin dudas”.
Hay mucho interés en aprender bailes desde el foxtrot hasta el tango, alimentado en parte por el programa televisivo “Bailando con las estrellas”, y los propietarios de estudios de baile como Sabourin dicen que les cuesta mucho contratar instructores extranjeros.
Los propietarios, representantes nacionales de las cadenas de estudios de baile Arthur Murray y Fred Astaire, y abogados dicen que el procesamiento de solicitudes de visa online se demora mucho, en parte porque hay cada vez más requisitos, incluida información redundante y documentos innecesarios.
Abogados de inmigración dicen que el gobierno de Donald Trump ha levantado un “muro invisible” de obstáculos que dificultan la contratación de extranjeros para trabajar en sectores en los que cuesta conseguir nativos calificados, desde instructores de baile hasta científicos e ingenieros.
Un repaso de la información de los Servicios de Ciudadanía e Inmigración difundida en enero por la Asociación Nacional de Abogados de Inmigración indica que el tiempo promedio para procesar un caso aumentó un 46% entre el 2016, el último año completo del gobierno previo, y el año fiscal del 2018, de 6.5 meses a 9.48 meses.
La presidenta de la Asociación Marketa Lindt declaró en julio ante el Congreso que en el último año fiscal había 5.69 millones de casos atrasados, un 69% más que en el año fiscal del 2014.
Documentos oficiales revisados por la Associated Press reflejan un leve aumento a partir del 2017 en las negativas iniciales de visas O-1 para individuos con “talentos o logros extraordinarios” – la visa que solicitan muchos instructores de baile – así como en la reconsideración de visas O-1 que habían sido denegadas.
Representantes del sector dicen que notan un aumento en el tiempo que toma procesar esas visas para no inmigrantes, que permiten a los instructores de baile trabajar por hasta tres años en EEUU. Ahora toma meses esed trámite, no semanas, y no hay garantías de que las solicitudes serán aprobadas.
En un caso, a un instructor ecuatoriano le aprobaron preliminarmente una visa para trabajar en el estudio Fred Astaire de Southbury, Connecticut, pero luego le fue denegada cuando visitó el consulado estadounidense.
José Zuquilanda, de 23 años, esperaba competir, entrenarse, dar clases y aprender cómo manejar un estudio en Estados Unidos.
Zuquilanda visitó EEUU decenas de veces como turista y le aprobaron preliminarmente una visa O-1. Pero en el consulado le rechazaron tanto la visa de trabajo como la de turista.
“No solo perjudican su carrera sino también el estudio Fred Astaire”, dijo su madre, Liliana Serrano, quien vive en Connecticut.
“Estos profesionales en particular, estos artistas, pertenecen a un sector en el que los Servicios de Ciudadanía e Inmigración hacen que resulte cada vez más difícil venir legalmente”, expresó la abogada de inmigración de Hartford, Connecticut, Erin O’Neil-Baker, quien representa a diez estudio de bailes de Nueva Inglaterra que patrocinan instructores extranjeros. “Incluso si eres un experto en este terreno, si tienes talentos extraordinarios, te complican las cosas”.
Abogados de inmigración dicen que una de las razones de las demoras es la orden de Trump de “comprar (productos) estadounidenses y contratar estadounidenses”. El objetivo de ese decreto era hacer subir los sueldos y las contrataciones de estadounidenses haciendo “cumplir rigurosamente” las leyes de inmigración.
“En todas las solicitudes hemos notado un significativo aumento en el tiempo que toma procesarlas”, dijo Diane Rish, de la Asociación Nacional de Abogados de Inmigración.
La Oficina de Rendición de Cuentas del gobierno le dijo a miembros del Congreso a fines de mayo que planea investigar las conclusiones del informe.
Mark Krikorian, director ejecutivo del Centro de Estudios de la Inmigración, que promueve controles más rígidos, dijo que comprende los problemas de los propietarios de pequeños negocios, pero que no deben responsabilizar a las políticas inmigratorias por sus dificultades.
“Una cosa es hablar de físicos nucleares de talla mundial. Son muy pocos y los queremos aquí. Todo el mundo comprende eso”, manifestó. “Pero, ¿instructores de baile? Lo siento. Eso es algo que tiene que resolver el mercado. Si no consiguen instructores en los programas de baile de las universidades, tal vez hay demasiadas escuelas. Esto es un asunto de oferta y demanda”.
Una portavoz del Departamento de Estado dijo que “no ha habido cambios de política” en relación con las visas O-1.
Michael Wilder, abogado de inmigración de la primera dama Melania Trump y su familia, sin embargo, sostuvo en un artículo de opinión publicado por The Hill que los abogados de diseñadores de modas, modelos y fotógrafos “tropiezan con un nivel de rechazo sin precedentes de parte de las autoridades inmigratorias”.
Habló de una “marginación generalizada” de gente talentosa y creativa que opta por renunciar a EEUU e irse a París o Beijing.
Los instructores “no pueden esperar tanto”, declaró John Gates, vicepresidente de los Fred Astaire Dance Studios.
Wayne Smith, vicepresidente ejecutivo de los Arthur Murray Dance Centers, dijo que resulta costoso contratar abogados que conozcan a fondo las leyes de inmigración.
“Esto es un problema muy complejo”, expresó. “Invertir tanto dinero no vale la pena a largo plazo”.