Por segundo desplazamiento liguero consecutivo, Antoine
Griezmann ha regresado a un hogar que durante una época de su vida fue suyo. No tuvo nada que ver, sin embargo, el recibimiento que le dedicó Donostia al que tuvo que soportar, hace sólo un par de semanas, en el campo del Atlético de Madrid, donde un amplio sector del Metropolitano le deseó la muerte. El francés, que nació para el fútbol en la Real, puso pie en tierra donostiarra junto al resto de la expedición del Barcelona ayer por la noche. Los aficionados que se presentaron en los aledaños de un céntrico hotel de la ciudad capearon el temporal que azota al territorio para recoger autógrafos y dar la bienvenida, con una hora de retraso, a los de Valverde, entre los que se encontraba un Griezmann, como siempre, sonriente.
El resto del elenco blaugrana también se dejó ver, lógicamente, allá donde el autocar les dejó, en la puerta del hotel. Los Messi, Suárez, el recuperado Alba, el veterano Busquets o el portero Ter
Stegen se encuentran en Donostia desde anoche, concentrados para el duelo de hoy en Anoeta. El Barcelona llegó a la capital guipuzcoana con todo su arsenal, sin Dembélé ni Arthur, ausencias más relevantes para Valverde.
El Barcelona sí aterrizó en el aeropuerto de Hondarribia procedente de la Ciudad Condal, aunque a ciertas horas de la tarde se especuló con un cambio a última hora de planes por las dificultades que pudieran existir con el fenomenal viento reinante en Euskal Herria. Ayer llegaron a registrarse más de 100 kilómetros por hora en un aire imponente, que provocó la instauración de la alerta naranja por la mañana y el aviso amarillo por la tarde. Para cuando el Barça hizo acto de presencia en Donostia, la calma había cogido el testigo de la tempestad, la expedición culé voló sin altercados y Griezmann fue recibido como mandan los cánones.
Source link