O Porque han conquistado objetivos futbolísticos inusuales en su club o selección. En el caso del Athletic se intuye con quienes han venido reivindicando la importancia de lo conseguido en las últimas temporadas, sobre todo en cuanto los resultados dejaron de acompañar. Ya saben, echar la vista atrás -como escurriendo el bulto- cuando el presente no luce y las expectativas internas decaen a toda pastilla.
Es entonces cuando se plantea la necesidad, más o menos imperiosa, de renovar cierto sector del vestuario. Reactivar la competencia con savia nueva, con jugadores que no hayan vivido las ‘glorias deportivas’ de jugar previas veraniegas frente a rivales descatalogados y caer eliminados con los Torino, Apoel y compañía.
En este contexto proceden las declaraciones de Dani García
: “Siempre hace ilusión verte (en la clasificación) en los puestos de Europa. Es una cosa que nos hace gran ilusión, estar cada semana en Europa nos hace una ilusión de la leche. Todos los que estáis aquí habéis visto un Athletic en Europa y casi todos mis compañeros han disfrutado de jugar en Europa. A mí me hace gran ilusión, no he jugado nunca y es un reto que tengo por delante”.
Si es verdad que la ilusión también se contagia, por qué no empezar desde dentro
Básicamente porque la ilusión también se renueva. Sobre todo cuando las cosas han ido mal o muy mal, o después de años en los que una supuesta bonanza ha colmado aspiraciones rebajando la exigencia. El Athletic y su vestuario también necesitan de discursos reales de profesionales con ilusión por debutar en Europa, especialmente por parte de quienes nunca lo vivieron.
Tal vez así, esa reciente prudencia de no ponerle nombre al objetivo se convierta en el reto del que habla Dani García. Si es verdad que la ilusión también se contagia, por qué no empezar desde dentro.
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