El punto débil


Hay un lunar en esta Real que perturba incluso a su entrenador, Imanol
Alguacil. Un punto débil localizado en el lado izquierdo del eje defensivo. Es el rincón del esquema más precario de un engranaje que funciona en el resto de las parcelas. Diego Llorente, el elegido para subsanar el desperfecto, responde con dificultades al cometido.



Imanol dejó claro, en la entrevista que concedió la semana pasada a este periódico, que Llorente es una solución temporal al problema, indiscutible, que supone no tener un central zurdo de garantías. Al único que hay en la plantilla, Modibo
Sagnan, no le ven apto todavía para competir.

Llorente, un internacional de acreditado nivel, es “el sacrificado”, tal y como calificó Imanol en MD, para actuar contra natura. No es su temporada más entonada. Acusa tener que defender por la izquierda tan asiduamente por primera vez en su carrera.

El futbolista madrileño es el central nato de la Real que más juega esta temporada. Es la línea menos estable del esquema, la que más cambios soporta de una alineación a la siguiente. Igor
Zubeldia, un centrocampista de pura cepa, ha tenido que retrasar su posición en diversas ocasiones. Un fiable Le
Normand no termina de asentarse como titular y a Aritz
Elustondo le persigue el mal fario de las lesiones.

En el foco

Diego
Llorente ha compartido el centro de la retaguardia con el azkoitiarra, el beasaindarra y el bretón. Es una de las consecuencias de jugar en la izquierda del eje por sistema. El canterano del Real Madrid ha terminado el año con dificultades. Se encuentra en el foco de la crítica.

Sus deslices redundan en la salida de balón elegida por Imanol. Obligado a no sortear el esférico desde atrás, Llorente sufre para salir airoso. Algunas pérdidas en zonas comprometidas han costado goles. Y, en cierta ocasión, los puntos, como cuando hubo que responsabilizarle en los dos tantos en contra de la derrota encajada por la Real contra el Levante (1-2).

La primera vez que la Real cayó en Anoeta, frente al Getafe, Llorente cometió el garrafal despiste de ser expulsado con su equipo ganando 1-0. Una falta evitable cargado de una amarilla provocó la expulsión y la Real perdió 1-2. Las dos últimas jornadas del año no han sido propicias para el internacional. Llorente falló con estrépito en el origen del empate que marcó Griezmann para el Barcelona al calcular mal un despeje. En su haber, fue objeto de penalti para el 1-0 de Oyarzabal. Con 2-2, fue el epicentro de la polémica que se desató por una falta dentro del área a Piqué que no fue.

Antes del cierre de 2019, Llorente naufragó en un erróneo despeje que en El Sadar derivó en el 2-3 de Osasuna y, aunque la Real salió indemne y ganó, el madrileño se vino abajo moralmente.

Diego Llorente cumple su tercera temporada en la Real Sociedad. En 2017 llegó a Anoeta procedente del Real Madrid después de haber desfilado en calidad de cedido por Rayo Vallecano y Málaga. El contrato que firmó dura hasta 2022, su cláusula cuesta 40 millones y el Real Madrid tiene derecho a repescarlo por 25.

Como central cotizado en el mercado que es, Llorente ha sido carne de posible venta durante la ventana del pasado verano. De hecho, fue el propio defensor quien desestimó salir pese a que la Real recibió ofertas por sus servicios. Una, en concreto, de 25 millones por parte del Wolverhampton inglés. El madrileño apostó por seguir en la Real para seguir creciendo como futbolista.

Llorente tiene marcado el objetivo de jugar la próxima Eurocopa con la selección española. Tras ser desconvocado de la última citación, el regreso al banquillo de Luis Enrique, su gran valedor, debe constituir un aliciente para el jugador de la Real



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