Todos los caminos conducen a Edinson Cavani para el Atlético de Madrid. El uruguayo es el favorito de Simeone para reforzar el ataque, es la opción más asequible dentro de la dificultad que entraña para el equipo rojiblanco cualquier movimiento en el mercado invernal (recordemos que debe producirse una salida, una salida importante para que haya hueco en la masa salarial del equipo).
De todas las operaciones posibles, la del uruguayo sería la más realizable. El precio que pide el PSG por el jugador es a partir de diez millones de euros, el futbolista está como loco por fichar por fin por el Atlético de Madrid tras varias intentonas fallidas…
Y en este contexto hay un factor que puede ser clave para que el asunto fragüe, ya decimos siempre que se dé la salida de Thomas
Lemar. Nos referimos a la relación que tiene ahora mismo Cavani con el entrenador del equipo, el alemán Thomas
Tuchel.
Un doble juego. Por un lado, la idea que se lanza desde el vestuario del PSG y desde el propio club parisino, es la de que se cuenta con el uruguayo hasta final de la temporada. Por la otra, medios con buena relación con el club galo hablan de que el preparador germano en realidad no se opone a la marcha del ‘Matador’, es más casi sería un alivio para él.
Y lo sería por una razón sencilla de entender. Ahora mismo, hay un claro desequilibrio entre el peso deportivo del uruguayo en el equipo, en el club y hacia los aficionados, y su aportación en cuanto a minutos. Está por detrás de todas las demás opciones de la delantera, incluso por detrás de la de Mauro
Icardi, recién llegado en este curso. Es decir que es una situación que el alemán teme que le genere problemas en la segunda parte de la temporada, fricciones dentro del vestuario, que alejen al equipo de los objetivos.
Por ahí, Tuchel preferiría una salida del uruguayo para evitar tentaciones. Cavani sólo lleva 456 minutos en esta temporada, 11 partidos, apenas cinco como titular, para sólo tres goles.
El problema para el Atlético de Madrid es económico ahora mismo. Ya decimos que necesita soltar lastre salarial para poder acoger a un jugador que en París cobra diez millones netos al año. Una cantidad inasumible por el club colchonero. No es una operación fácil, tiene muchas aristas, pero hay algunos factores como el mencionado de Tuchel, que pueden ayudar.
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