Lástima que el Athletic no hiciese la pasada Liga en el Pizjuán un partido similar al de ayer noche. Más allá de este nuevo empate lejos de San Mamés, los leones fueron capaces de competir de principio a fin ante un rival que tuvo que variar su propuesta táctica sobre la marcha. Nunca es tarde, dicen, si la dicha es buena; pero la amargura de la anterior visita no hay quien se la quite ni a los leones ni a sus aficionados.
El equipo de
Garitano regresaba al escenario del crimen. Al estadio donde la temporada pasada se quedó a las puertas de Europa. Al campo en el que su meritoria escalada en la tabla se quedó sin el premio correspondiente.
El técnico rojiblanco varió de sistema y prescindió de cuatro leones que aquella tarde de mayo gozaron de la vitola de titular. Herrerín, Beñat y Balenziaga ocuparon plaza en el banquillo. Muniain se quedó en casa por lesión. En el equipo inicial de Lopetegui solo repitieron tres jugadores a los que también recurrió Caparrós en aquel cierre de campaña: Vaclik, Munir y Navas.
Este último futbolista, el capitán del conjunto local, cumplía ayer 500 partidos con el Sevilla. Su club le dedicó una camiseta especial por tal motivo. El Athletic, también. Iribar, el mítico Txopo, fue el encargado de entregársela a ras de césped en los prolegómenos del encuentro.
Prolegómenos en los que también tuvo su protagonismo Biel
Vargas, un chaval de 10 años al que le detectaron la misma cardiopatía que terminaría acabando con la vida de Antonio
Puerta. El txiki quería seguir jugando al fútbol, pero su madre le puso un vídeo del sevillista para entender lo importante que era dejarlo. Biel, en cualquier caso, tuvo la oportunidad de depositar ayer un ramo de flores en la banda en la que cayó desplomado el fallecido interior zurdo del Sevilla. El choque, por cierto, arrancó con minuto de silencio por la muerte del exconsejero del club local José
Manuel
Gamboa.
Los aficionados del Athletic presentes en el Pizjuán, más de 200, se hicieron oír a lo largo del choque
Los aficionados del Athletic presentes en el Pizjuán, más de 200, se hicieron oír a lo largo del choque. A los leones no les faltó aliento nunca en este campo tan complicado. La afición del Pizjuán también sabe jugar su propio partido.
Hubo un momento, poco antes del descanso, en que tronó en las gradas el famoso “Pisalo, pisalo” de Bilardo durante su corta pero a lo que se ve recordada etapa en el club hispalense. Todo surgió a raíz de una jugada en la que quedaron tendidos hasta tres leones. El problema es que los leones abusan en situaciones concretas del llamado ‘otro fútbol’.
Cambio obligado
Al Athletic, por cierto, tampoco le acompañó la suerte a la hora de tener que realizar los cambios. Nada más entrar Villalibre por Kodro, Williams
sufrió una dura entrada por detrás que le obligó a pedir el relevo a causa de una cojera evidente. Unai López entró por el bilbaíno y fue Raúl García el que acabó como delantero. Garitano, por cierto, tampoco recurrió esta vez al tercer cambio.
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