Quico
Catalán, que cumple este miércoles diez años como presidente del Levante
UD, afirmó al repasar este periodo que no sabe si todo lo que ha vivido durante este tiempo le ha compensado y valido la pena, en especial por su familia, y agregó que presidir este club nunca ha sido “un paseo en barca”.
En una entrevista con EFE, el dirigente levantinista, de 44 años, señaló que a veces se ha arrepentido de no haberse marchado, aunque también indicó que el club tiene un gran futuro y que bajo su gestión ha completado la mejor etapa de sus 110 años de existencia.
¿Qué recuerda del 8 de enero de 2010?
Recuerdo la alegría de Paco Fenollosa porque ese día le nombramos presidente de honor del Levante y él no sabía nada. No recuerdo mucho más.
¿Fue la decisión más lógica pasar de la dirección general a la presidencia?
Sí. Quizá fuera la más lógica o la más fácil, pero yo podía haber seguido como director general con otro presidente. Cualquier consejero podía haber accedido a la presidencia.
¿Pensó que sería para tanto tiempo?
No, no podía imaginar ni eso, ni que iba a ser como ha sido. Había mucha ilusión y aquel año, el del centenario, fue especial, como un trampolín. Todo fue muy rápido y seis meses después, de repente, estábamos en Primera.
¿Alguien le dijo que no lo aceptara?
Hubo más comentarios antes, cuando me ofrecieron ser director general (abril de 2009) con una deuda de más de noventa millones de euros, en Segunda División y en concurso de acreedores. Hubo gente que me dijo: ‘Quico, ¿y este lío por qué?’. Yo pensaba que peor no podíamos estar. ‘Te puedes estrellar, pero el club no va a estar peor de lo que está’, me dije.
¿Cuál ha sido el momento más difícil?
Hay un día que no se me olvidará nunca. Me puse a dar vueltas por la plaza del Ayuntamiento llorando de rabia e impotencia. Salía de preparar el plan de pagos del concurso de acreedores (mayo de 2010) y me di cuenta de que si no subíamos a Primera, era imposible salvar la situación. No era el objetivo, pero era una urgencia y se logró.
¿Su mejor y peor recuerdo de la década?
El ascenso a Primera del 13 de junio de 2010. El peor es todo lo vivido en relación con el presunto amaño del Levante-Zaragoza.
¿En 2023 está su punto final?
No pensaba estar tanto tiempo y no se me pasa por la cabeza seguir después. Cuando llegue el momento, yo mismo me daré cuenta de que no puedo continuar.
¿Qué ha sacrificado en estos diez años?
Mi familia. Son los que más han sufrido y, por otro lado, los que más orgullosos se han sentido.
¿Y le ha compensado?
No lo sé. Al final te das cuenta de que has hipotecado mucho tiempo de la vida de tus hijos e intentas recuperarlos, pero nunca será lo mismo. A veces he pensado que si me hubiera ido tal día, habría salido mucho mejor que cuando vaya a salir. Si no somos torpes, el club seguirá creciendo, pero seguro que aquella salida habría sido más bonita que la de dentro de cuatro años. Cuando hay cosas que van más allá de tu ámbito profesional y participan tu familia y tu estabilidad emocional, piensas que no vale la pena.
¿Le molesta la etiqueta del mejor presidente de la historia del Levante?
No me gusta nada. Me gusta que se hable de la realidad de que estos diez años seguramente han sido los mejores de la historia. No me gusta decir que soy el mejor presidente porque seguro que hace setenta años hubo directivos con un mérito increíble y que pusieron su patrimonio al servicio del club.
¿Su mejor decisión?
Algunas a nivel social han sido un acierto. Dar la oportunidad a los mayores para que traigan a los pequeños al fútbol ha sido una gran decisión y ahora los niños quieren comprar la camiseta del Levante. Eso hace diez años no ocurría.
Este verano cambiará su política de abonos, ¿teme un descenso en el número de socios?
No me gustaría perder a ninguno y haremos todo lo posible para evitarlo, pero no me preocupa. Lo que quiero es que el que esté vibre, se apasione y se involucre. No vamos a tomar decisiones drásticas y pasar de la noche al día de no cobrar a cobrar. Va ser algo paulatino porque queremos seguir incentivando la asistencia.
En la última junta general se disculpó por el retraso en la remodelación del estadio y la construcción de la nueva ciudad deportiva.
Me disculpé por los retrasos, no por incumplir promesas. Se está demostrando que todo lo que presentamos no es un bluf.
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