Una mesa de la campaña latina de Bernie Sanders. En video, Bernie Sanders durante un rally en Iowa. FOTO: JIM WATSON (AFP) | VIDEO: Pablo Guimón/REUTERS
En el evento organizado por la campaña de Bernie Sanders para ver la Super Bowl no cabe un alfiler. Se ha quedado tanta gente fuera como la que ha logrado entrar. En el exterior, en un rincón del aparcamiento, esperan Luis Gómez y los otros cuatro jugadores de su equipo de fútbol sala. Al rato aparecen Sanders y su mujer, Jane. “¿Sois los jugadores de fútbol?”, les dice el candidato sonriendo. Les saludan y se sacan una foto con ellos, antes de entrar al que será su cuarto acto electoral del día, donde sus seguidores ya le reclaman a gritos. “Hemos conocido al próximo presidente”, dice Gómez.
Luis Goméz tiene 31 años y llegó con su familia de Torreón (México) a Des Moines en 2001. Es un dreamer, esos jóvenes migrantes que llegaron al país ilegalmente siendo menores de edad, a los que la Administración Obama dio protección contra la deportación y permiso de trabajo, que Trump está empeñado en quitarles. Gómez se ha casado con una estadounidense, tiene dos hijos y, además de entrenar a fútbol, tiene un taller mecánico. En verano se implicó como voluntario en la campaña de Bernie Sanders. Cuando le preguntaron qué podían hacer para conectar más con la comunidad latina, sugirió montar un pequeño campeonato de fútbol. Así lo hicieron. Y antes de los partidos, los organizadores explicaban a los chavales cómo funciona este complicado proceso de los caucus de Iowa, en los que algunos podían participar por primera vez.
El equipo de Gómez ganó, y por eso este domingo han saludado a Sanders. Al candidato no le interesa demasiado el fútbol. Pero sí le interesa el voto latino.
Iowa, el lugar donde comienzan las primarias de los partidos en Estados Unidos, es un Estado abrumadoramente blanco, poco representativo de la diversidad racial del país. Durante años, los candidatos ignoraron a la comunidad latina en esta primera parada de la carrera hacia la Casa Blanca. Pero, también aquí, las cosas están cambiando.
La población latina, un 6,2% del total en la actualidad, se ha duplicado en las últimas dos décadas, y hoy es la minoría más grande del Estado. “Muchos latinos han venido de sitios como California o Colorado, huyendo de los altos precios de la vivienda, y se han instalado en Estados como Iowa, donde hay trabajo y la vida es más barata”, explica Gómez. La edad media de la comunidad latina de Iowa es de 24 años, bastante por debajo de la de la población general, y la mayoría simpatizan con los demócratas.
En una contienda en la que los cuatro candidatos en cabeza se encuentran separados por márgenes muy pequeños, según los sondeos, la comunidad latina puede marcar la diferencia. Los latinos constituyen hoy casi un 10% del total de votantes registrados en Iowa, de manera que, si participan masivamente en los caucus de este lunes, su voto puede ser decisivo. “En muchas familias, los padres no pueden votar porque no están regularizados, pero sus hijos que nacieron aquí ya tienen 18 y pueden votar. Y muchos están hartos de cómo les está tratando la Administración Trump”, asegura Gómez, que lleva desde el verano visitando casas de su comunidad y pidiendo el voto para Bernie Sanders.
La campaña de Sanders, que ya en 2016 detectó la tendencia, es la que más ha hecho por acercarse y movilizar a la comunidad latina. Ya en verano, por ejemplo, contrató como copresidente de la campaña en Iowa al activista latino Nick Salazar, director de la rama local de la poderosa Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos. Pero todos los candidatos han hecho esfuerzos por acercarse a la comunidad latina.
Divisiones de campañas específicas para comunicarse con votantes latinos. Anuncios y eslóganes en español. Personal de campaña bilingüe y más diverso. Se trata también de rodar, a una escala más controlada, las operaciones para este colectivo de sus campañas en Estados con enormes poblaciones latinas, como Nevada, California, Florida o Texas, que esperan en el camino de las primarias.
La candidata Elizabeth Warren cuenta con el apoyo de Julián Castro, el exsecretario de Vivienda durante la Administración Obama, que fue el único candidato latino en las primarias demócratas hasta que se retiró de la carrera el pasado 2 de enero. Joe Biden, favorito en el ámbito nacional y el preferido según los sondeos entre la comunidad afroamericana, también tiene una operación latina en Iowa, basada en Storm Lake, una pequeña ciudad con casi un 40% de población latina.
Entre la larga cola que esperaba el domingo paras entrar en un mitin del joven candidato Pete Buttigieg, exalcalde de South Bend (Indiana), también había latinos. Como Selena García, de 27 años, que llegó a este país con solo dos meses edad, y hoy ha venido desde Houston, Texas, para apoyar a su candidato. “Pete modernizará nuestro sistema migratorio, para hacerlo más humano y eficaz. Pero no solo se trata de política migratoria. Creo que representa a una nueva generación que conecta con los valores de nuestra comunidad”, explica.
En esta campaña han surgido voces críticas, sobre todo de candidatos de color que han quedado por el camino, que cuestionan que un Estado tan poco representativo de la diversidad del país sea el encargado de iniciar el ciclo democrático. La presión ha llevado a introducir algunos cambios para hacer el proceso más inclusivo. Se han añadido seis localizaciones para albergar nuevos caucus, los encuentros donde deliberan los votantes, que se llevarán a cabo en español. También se ha enviado a intérpretes a las sedes tradicionales de esos caucus, sobre todo en zonas rurales. Lo que garantiza que este año, en la primera cita de las primarias estadounidenses, también se hablará español.
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