No soy adivino, pero hay situaciones en el fútbol que se ven venir. Y no de ahora. Quién iba a decirnos que aquel ‘hat trick’ chirigotero de
Joaquín
iba a dar inicio a una nefasta racha liguera rojiblanca extendida ya a nueve partidos sin ganar.
Desde el Villamarín, el Athletic ha marcado cuatro goles en ocho partidos. Para no creer, oiga. Y la crisis, la anuncié aún antes, cuando todo marchaba bien y el equipo de
Garitano
estaba en puestos europeos. Tras el insípido empate en Butarque, ante un Leganés colista, y la derrota tres días más tarde, en San
Mamés, frente al Valencia; me arriesgué a anunciar una posible crisis en cuanto al equipo se le amontonaran las citas oficiales con la Copa.
Es lo que tiene acumular esfuerzos y emociones, prórrogas y viajes, cuando el juego del equipo se sostiene en un esfuerzo físico ímprobo y estajanovista. Imagínense si estuviéramos en Europa. El continente exige plantillas más amplias y compensadas.
Faltan calidad y goles
Si los rojiblancos no dan el 120% sobre el césped, los partidos se les complican. No basta con tener garra y furia. Hacen falta calidad y goles. Un dato, ya estamos por debajo de un tanto marcado por partido, bufff. Solo los seis últimos de la Liga están peor.
El Athletic, es verdad, no mereció perder ante Osasuna, incluso hizo ocasiones para ganar, pero durante muchos minutos faltaron creatividad, ritmo, remate, buenos centros. Con el regreso de los partidos cada siete días, pronostico una clara mejoría en el rendimiento del grupo y en los resultados.
Y eso que restan enfrentamientos contra Villarreal, Atlético
de
Madrid, Barcelona, Valencia y Real
Madrid, entre otros. Ojalá acierte.
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