Ilicic, el antivirus contra la remontada che


El Valencia necesitaba tres goles para remontar el 4-1 de la ida y acceder a los cuartos de final de la Champions. Y los logró. Pero también encajó cuatro, y quedó eliminado. Todos ellos llevaron la misma firma. La de Josip Ilicic cuya participación pesó como una losa para un conjunto che que, inevitablemente, acusó el hecho de jugar en un Mestalla
vacío.



Muestra de ello es lo que sucedió nada más empezar. Porque en partidos en los que el conjunto local apela a la épica, la aportación del respetable resulta más que fundamental. Y en esta ocasión no existió miedo escénico alguno para la Atalanta. El conjunto transalpino inauguró el marcador cuando apenas habían transcurrido 3 minutos desde el pitido inicial. ¿Hubiese acontecido ese gol con un Mestalla lleno? Nunca lo sabremos, pero uno se aventura a responder que no imaginando que el feudo valencianista hubiese sido una caldera para espolear al Valencia y amedrentar a la Atalanta. Por lo menos en el tramo inicial.

En fin, dicho tanto fue el primero de los cuatro que acumuló un Ilicic convertido en el antivirus contra la remontada. El atacante esloveno, que a sus 32 años vive el que es el mejor momento de su carrera, no permitió que la Atalanta se contagiase del desangelado aspecto de Mestalla para despistarse y verse sorprendida por el Valencia. Él, junto a otros como ‘Papu’ Gómez, es uno de los máximos responsables de que la Atalanta se haya disfrazado de sus vecinos del Milan o el Inter de Milán para llegar a los cuartos de la Champions. Pocos podían imaginarlo cuando a finales del curso pasado este club se clasificó por primera vez en su historia para la máxima competición continental. Y menos todavía después de que perdiese los tres primeros partidos que disputó durante la fase de grupos. Pero los de Gasperini supieron encajar aquellos golpes y si han llegado hasta aquí es porque se lo han ganado con creces.

Los chicos moviendo la lona

Por otra parte, público no hubo, pero sí sonó el himno de la Champions mientras los recogepelotas movían en el centro del campo la lona con el logo de la máxima competición continental. Y sí, ya que tenían que estar en el campo pues tampoco es descabellado que se llevase a cabo el ritual habitual en partidos de este tipo. Pero a la vez la estampa lució bastante rara, con mucha gente preguntándose a través del televisor si realmente hacía falta.


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