Llegó en verano. Sin hacer ruido. Sin tener un nombre mediático que, por esa época, son los que más espacio ocupan en periódicos y minutos en radio y televisión. El Atlético de Madrid
pagó 20 millones al Porto para hacerse con sus servicios. Tenía 30 años. Y la difícil papeleta de ser el ‘sustituto’ de Godín. Pero unos meses después, nadie tiene dudas. Ha sido de los mejores fichajes realizados por el conjunto rojiblanco en los últimos años. Y el primero que se anunció de cara a este curso.
Felipe Monteiro nunca aceptó el cartel de recambio del Faraón que se le puso. Agradeció la comparación, por todo lo que suponía el uruguayo para el Atlético, pero desde el primer momento dejó claro que llegaba para escribir su historia de rojiblanco. Y lo está haciendo.
Le costó contar para Simeone, pero desde su primer entrenamiento en Los Ángeles de San Rafael, ya se veía que estábamos ante un central importante, con mando en plaza. El Cholo, que siempre se decanta por la jerarquía, apostó por Giménez y Savic, a los que ya conocía de cursos anteriores. Pero en cuanto se abrió la puerta, Felipe no volvió a salir del once.
Fue en la quinta jornada, ante el Celta en el Metropolitano, cuando Simeone le dio la primera titularidad por la ausencia del montenegrino. Y desde entonces, casi siempre ha formado en el once, ofreciendo un rendimiento notable que le ha llevado, en estos momentos, a ser el primer central para el preparador argentino. Es fijo, hasta el punto de ser el cuarto de la plantilla que más minutos suma en la presente campaña.
Los números hablan por sí solos
31 partidos acumula ya el brasileño, 30 de ellos como titular, en los que además ha hecho dos goles, destapándose como un jugador peligroso a balón parado. En defensa, su principal cometido, es un muro por alto.
Expeditivo, va bien al corte. Según datos de Sofascore, presenta más de cuatro recuperaciones por encuentro, más de cinco despejes, sólo le regatean una vez cada dos partidos…
Bueno tácticamente, se puede afirmar que el Atlético acertó de pleno con su contratación. Y las dudas surgidas por su edad, precio o falta de cartel mediático quedaron disipadas de inmediato.
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