Hablando del maldito bicho que tantas desgracias está causando , es de obligado cumplimiento preguntarle a Aitor Ramos si a su alrededor hay gente afectada por la pandemia. “Nadie en nuestro entorno tiene el coronavirus, pero también es algo muy personal y si alguien lo tiene, no lo ha comentado. Tenemos suerte y en ese sentido todo el mundo está bien”, celebra.
Aunque goza de salud el propio interesado, el confinamiento implica paciencia y templar nervios, ya que siempre hay posibilidades de que reciba su visita. De ese modo, disponer de una vida relativamente tranquila resulta más que complicado. “Tengo un piso pequeño con mi mujer y mi hijo y hacemos lo que podemos. Nos organizamos como podemos”, dice.
Te puedes imaginar cómo vivimos la familia el día a día. Tranquilos, pero con el miedo de que todos estemos bien, que todos estén bien
Claro que viendo el panorama que tiene resulta más meritorio disponer de serenidad ante la situación familiar. “Mi mujer está embarazada, mi madre es asmática, trabaja en Osakidetza. Te puedes imaginar cómo vivimos la familia el día a día. Tranquilos, pero con el miedo de que todos estemos bien, que todos estén bien. Tengo a mi hermana en Alicante”, abunda Ramos.
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