En apenas unas semanas Ben Affleck y Ana de Armas se han convertido en una de las parejas más buscadas del mundo. No solo porque el actor ha vuelto a encontrar el amor tras una separación y una soltería un tanto extraña marcada por el abuso del alcohol, sino porque lo ha hecho de la mano de una de las más guapas del momento, la hispano-cubana. Todavía no han oficializado su historia de amor en una alfombra roja, algo para lo que habrá que esperar debido a la crisis del coronavirus, pero sí que se han dejado ver en actitud muy cariñosa por las calles de Los Ángeles, donde ambos residen.
Una química y una compenetración que saltan a la vista y que dejan claro que lo hay que entre ellos tiene pinta de durar mucho. Quizás por eso la tercera en discordia, Jennifer Garner, se ha dado cuenta de que cada vez está más lejos una hipotética reconciliación con el padre de sus hijos, con quien sin embargo se lleva muy bien.
O al menos eso es lo que parecía hasta hace apenas unos días cuando, casi coincidiendo con las fotografías de Ana y Ben, Jennifer comenzó a lucir una sudadera con un corazón roto. Podría ser casualidad, sí, pero lo cierto es que la protagonista de cintas como ‘Con amor, Simon’ ha llevado la misma prenda durante tres días seguidos, lo que hace pensar que bien podría estar expresando como se siente.
Lo que sí está claro es que Garner es la «culpable» de la primera separación de su ex y de la del ‘Internado’, pues Affleck ha sido visto este fin de semana, casi por primera vez, sin Ana. ¿El motivo? Fue a hacer una visita a la casa de Jennifer para seguramente volver a ver a sus hijos, algo que bien podría hacer con su novia, pero que parece reservarse para más adelante.
Lo que pasó dentro de las paredes de la vivienda solo lo saben aquellos que se encontraban dentro, pero lo cierto es que por la cara del actor a su salida las cosas podrían no haber ido precisamente bien. Es cierto que el protagonista de las últimas cintas de ‘Batman’ es un hombre serio, de hecho las fotos en las que aparece con la cubana son de las pocas en las que se le ve sonreír, pero su semblante podría definirse como de «cara de pocos amigos».