La incertidumbre que planea sobre los clubs en lo que se refiere a la construcción de sus plantillas para la próxima campaña es otro de los efectos colaterales de esta crisis. No saber cuándo comenzará la temporada 20/21 y, sobre todo, de cuánto dinero dispondrán para invertir en refuerzos son algunas de las dudas que asaltan a los directores deportivos que, en circunstancias normales, a estas alturas estarían comenzando a empezar a firmar futbolistas de cara al siguiente campeonato. Por otra parte, está la duda de qué ocurrirá con los contratos que terminan el 30 de junio. UEFA ha avanzado que permitirá a los futbolistas que quedan libres más allá del 1 de julio seguir jugando en su actual club hasta finalizar la temporada, pero esto, en última instancia, sólo podría garantizarlo un juez. El hecho, eso sí, de no se vaya a abrir una nueva ventana de fichajes a partir de julio, es decir, que los jugadores que terminen el 30 de junio no puedan inscribirse con otro club, otorga tranquilidad a los equipos. En esta tesitura, en el fútbol profesional existe la sensación de que en el próximo mercado de fichajes se va a mover poco dinero y que habrá mucho cambio de cromos entre clubs. A priori, bueno para la Real que tiene la plantilla muy bien atada a nivel contractual.
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