Gobernador dice que en Brasil luchan contra el ”Bolsonarovirus”


SAO PAULO — Tras un acalorado choque el mes
pasado con el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, por su tibia respuesta al
coronavirus, los gobernadores del país sudamericano han rebajado sus críticas,
temiendo perder la crucial ayuda federal en los esfuerzos para controlar el
COVID-19.

Esa estrategia ya no le basta al líder de Sao
Paulo, el estado más poblado de Brasil, motor económico del país y epicentro
del brote brasileño. El gobernador João Doria ha dejado claro que no va a
seguir mordiéndose la lengua.

Conocidas por acoger asentamientos precarios y ser focos del narcotráfico y grupos paramilitares, las favelas son una de las mayores preocupaciones de las autoridades de Brasil durante la crisis de la pandemia de COVID-19.

“Luchamos contra el coronavirus y contra el
‘Bolsonarovirus’”, dijo Doria el miércoles en una entrevista con The Associated
Press, añadiendo que cree que el presidente ha adoptado “posiciones
incorrectas, irresponsables’’.

Sao Paulo ha reportado 11,000 casos confirmados
del coronavirus y casi 800 muertes, la cifra más alta del país. Como
gobernador, Doria se ha convertido en uno de los principales defensores de
imponer fuertes restricciones a la vida cotidiana para contener el virus.

Las fotografías son de un microscopio electrónico de transmisión. Mira el impresionante video.

Eso le ha colocado de lleno en la línea de tiro
de Bolsonaro. El presidente ha afirmado que las cuarentenas generalizadas
hundirían la economía.

Es uno de los muy pocos jefes de estado que
siguen burlándose de la pandemia, que ha descrito varias veces como una
“gripecita”, y defiende los beneficios aún sin demostrar de un fármaco contra
la malaria como tratamiento, haciéndose eco de comentarios de su aliado Donald
Trump, presidente de Estados Unidos.

El hombre hace de las suyas en medio de la calle en Río de Janeiro.

Mientras que Trump ha suavizado su escepticismo
en las últimas semanas, en las que ha seguido chocando con los gobernadores
estadounidenses, Bolsonaro se ha reafirmado.

El presidente ha propuesto una estrategia minimalista
de pedir solo a las personas más vulnerables ante el virus que se pongan en
cuarentena, algo difícil en un país donde es común que varias generaciones de
la familia vivan juntas.

Los entierros de las víctimas de COVID-19 han sido reducidos a un máximo de 10 minutos, mientras que la presencia de familiares ha sido limitada para evitar los contagios.

Casi todos los 27 gobernadores de Brasil han
instado a la población a ponerse en cuarentena, cerrado escuelas y negocios y
suspendido la actividad no esencial, medidas más drásticas similares a las
tomadas por gobiernos de todo el mundo.

“Pese a las instrucciones negativas que recibe la
gente del presidente, la mitad de la población (de Sao Paulo) ha respetado la
cuarentena”, dijo Doria en una videollamada. “La respuesta de la población ha
sido buena. Habría sido mejor si no tuviéramos que utilizar la ciencia y la
medicina casi cada día para responder a conjeturas”.

Los gobernadores de Brasil rechazaron la exhortación del presidente Jair Bolsonaro para que la vida regrese a la normalidad previa a la aparición del coronavirus.

Tres cuartas partes de los brasileños apoyan las
cuarentenas de los gobernadores, independientemente de su coste económico,
según un sondeo de la encuestadora Datafolha realizado este mes. Solo un tercio
de la gente respaldaba la gestión de Bolsonaro ante la crisis.

Doria es uno de los principales críticos de la
estrategia de Bolsonaro, junto con el ministro de Salud, Luiz Henrique
Mandetta. Pero el trabajo de Mandetta parece estar pendiendo de un hilo.

“Tenemos que plantar cara al presidente y proteger
a la población”, dijo el gobernador, visiblemente agitado pese a su elegante
traje.

Doria fue aliado del presidente en el pasado. El
empresario, que entró en política en 2016 y logró una gran victoria en las
elecciones a la alcaldía de Sao Paulo, hizo campaña por Bolsonaro en la segunda
ronda de las presidenciales en 2018.

En esas elecciones generales, Doria logró el
apoyo de Bolsonaro, que le ayudó a lograr la gobernatura por un estrecho
margen.

Bolsonaro, excapitán del Ejército, era un
parlamentario minoritario durante sus siete mandatos como congresista, pero
reunió apoyo popular con una campaña centrada en una agresiva estrategia
policial contra la alta criminalidad, planes de imponer valores culturales
conservadores y promesas de reactivar la economía.

La relación entre los dos hombres empeoró antes
incluso de la pandemia, y la estrategia poco científica de Bolsonaro ante el
brote les ha distanciado aún más. Doria está ampliamente considerado como un
posible rival de Bolsonaro en las elecciones de 2022.

En una conferencia telefónica entre el presidente
y cuatro gobernadores el 25 de marzo, Doria dijo a Bolsonaro que debía dar
ejemplo y liderar al país en lugar de dividirlo, según un video filtrado a los
medios.

“Si no se interponen, Brasil despegará y saldrá
de la crisis”, replicó Bolsonaro. “Dejen de hacer campaña”.

Desde ese choque, Doria no ha hablado de
Bolsonaro, evitando mencionarle directamente. Bolsonaro, por su parte, ha dicho
discrepar con “algunos gobernadores” que según afirma están aprovechando el
COVID-19, la enfermedad que produce el virus, como plataforma electoral.

Algunos de los partidarios del presidente son
menos discretos. Doria dijo recibir amenazas diarias y ha tenido que aumentar
la seguridad a su esposa, así como enviar a sus hijos a vivir en otro lugar.

La semana pasada, en una protesta en el centro de Sao Paulo, un partidario del presidente exclamó por un megáfono que iría con otras personas a la casa de Doria, lo romperían todo y el propio Doria iba a “morir”.




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