Con tan solo 17 años, Eduardo Camavinga está muy cerca de dar el salto del Rennes a un gigante de Europa con el Real Madrid en la ‘pole’ para convertirse en ese nuevo dueño de su fútbol. La vida del centrocampista franco-angoleño está cambiando de forma vertiginosa, y en este momento de éxito afloran en él recuerdo como la profecía de su padre en un momento delicado para toda la familia. “Recuerdo aquella mañana como si fuese ayer. Estaba en el colegio y por la ventana vi varios camiones de bomberos pasar. Al acabar la clase, el profesor nos explicó a mí y a mi hermano lo que había pasado. Mi casa se había quemado. Vino mi padre y nos llevó a verlo. Estaba todo destruido. Y entonces me dijo que no me preocupase, que era la gran esperanza de la familia y me iba a convertir en un gran futbolista y que saldríamos adelante”, recordó recientemente Camavinga en una entrevista concedida a Ouest France.
El emergente talento del fútbol francés es el tercero de seis hermanos dentro de una familia humilde con un pasado difícil que buscó cobijo en Francia huyendo de la guerra de Angola. Primero en Lille, y más tarde en Fougeres, a 50 kilómetros de Rennes, donde ha acabado por explotar la que promete ser una carrera futbolística de éxito. Todo apunta a que el próximo traslado será a Madrid para desplegar su fútbol por el césped del Santiago Bernabéu, pero siempre teniendo presente lo mucho que ha luchado para llegar hasta aquí y la profecía de su padre cuando el infortunio, en forma de incendio, se cruzó en la vida de los Camavinga.
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