La Euroliga apura sus últimas opciones de salvar la temporada


La Euroliga apura estos días sus opciones de organizar un final para la presente temporada, interrumpida a mediados de marzo por culpa de la pandemia del coronavirus. La máxima competición continental se marcó el próximo lunes 25 de mayo como fecha límite para anunciar si reanuda la competición o la da por cancelada de forma definitiva y la sensación entre los equipos es que será difícil que pueda volver a jugarse.



La intención de la Euroliga es finalizar la temporada entre el 4 y el 26 de julio en una sede única, donde los 18 equipos disputarían las seis jornadas de fase regular que faltan por disputarse. Los ocho primeros clasificados jugarían después un playoff a partido único del que saldría el campeón. Las ciudades que han presentado candidatura a albergar esta fase final son Belgrado (Serbia), Kaunas (Lituania), Atenas (Grecia) y Colonia (Alemania), aunque alguna más podría haberse sumado en los últimos días.

Acabar la temporada es una cuestión vital para la Euroliga por motivos económicos

Acabar la temporada es una cuestión vital para la Euroliga por motivos económicos. En primer lugar, porque la suspensión de la competición comportó la suspensión de los ingresos televisivos. La plataforma DAZN, en difícil situación tras ser golpeada de forma durísima por la actual pandemia, solo tiene intención de pagar (y ya veremos si todo lo pactado) si los partidos se acaban disputando. Por otra parte, desde hace meses se comenta el adiós del principal espónsor de la competición, Turkish Airlines, que no está en disposición de renovar los ‘naming rights’ que ostenta desde 2010. Los rumores sitúan a la compañía gasista rusa Gazprom como principal favorito a sustituir a la aerolínea turca pero, sea quien sea el nuevo partner, el importe del acuerdo puede variar en función de la imagen de marca con la que la Euroliga salga de la actual crisis. Y la diferencia entre acabar la temporada o no hacerlo es importante en este sentido.

Los equipos prefieren no volver a jugar

La Euroliga, pues, está trabajando a la desesperada para lograr organizar un final para la temporada 2019-2020. Sin embargo, las dificultades son muchas y las apuestas están mayoritariamente en su contra a día de hoy. Para empezar, y aunque no lo digan públicamente, la mayoría de equipos no quieren volver a jugar. Las razones son variadas: algunos no tienen opciones a nivel deportivo, otros tienen a la mayoría de sus jugadores en sus países de origen y a todos les preocupa el coste de acabar la temporada, no solo por los salarios que no se podrán ahorrar sino también por el elevado precio de los tests PCR o el coste de los desplazamientos y alojamientos, que la Euroliga aún no ha dicho quién asumirá.

Más de la mitad de los equipos aún no han vuelto a entrenar, entre ellos los tres rusos y los dos turcos

Más de la mitad de los equipos aún no ha vuelto a entrenar, entre los que están los tres rusos (CSKA Moscú, Khimki y Zenit), los dos turcos (Anadolu Efes y Fenerbahçe), el Panathinaikos o el Maccabi Tel Aviv. Y entre los equipos que ya están entrenando, varios lo están haciendo aún sin sus jugadores extranjeros, caso del Zalgiris o el Estrella Roja. El Maccabi, además, se encuentra con un problema añadido pues el gobierno de su país le ha advertido de las graves consecuencias de priorizar la Euroliga sobre la competición nacional como había apuntado el presidente del club, Simon Mizrahi, ante la coincidencia de fechas.

Todo ello sin contar las grandes dificultades que está encontrando la Euroliga para organizar la logística de su torneo final, con muchos desplazamientos internacionales, diferentes normativas y cuarentenas en función de cada estado y el crecimiento del Covid-19 en países poco golpeados en un primer momento, como Rusia o Turquía.

La Euroliga y los once equipos que son sus accionistas mayoritarios (Real Madrid, Barça, Baskonia, Anadolu Efes, Fenerbahçe, Olympiacos, Panathinaikos, Maccabi Tel Aviv, CSKA Moscú, Armani Milan y Zalgiris) suelen mantener una posición comunicativa monolítica, sin apenas disensiones a la hora de valorar los temas troncales que afectan a la competición. Sin embargo, en estas semanas se han sucedido las voces que desde esos clubs consideran que la temporada debería darse por finalizada o que, en el mejor caso, muestran su pesimismo sobre una posible reanudación. “Yo considero más importante prepararse para la próxima temporada que salvar ésta”, señaló Andrei Vatutin, presidente del CSKA. En parecidos términos se pronunció el general manager del Anadolu Efes. “Parece que la Euroliga no se reanudará a pesar de sus grandes esfuerzos”, señaló Alper Yilmaz. Incluso uno de los más sólidos aliados de Jordi Bertomeu, el presidente del Baskonia Josean Querejeta, “ha afirmado que “la verdad es que soy bastante pesimista respecto a la reanudación de la Euroliga”.



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