Después de ocho temporadas, Aitor Ramos ha cerrado su etapa en el Arenas. Aunque el capitán arenero tuvo que llamar al club para enterarse de que este viaje llegaba a su fin. El delantero ha estudiado diferentes opciones y se ha decantado por volver a casa. A Bermeo. Seguirá jugando en División de Honor y se integrará en el organigrama de la entidad costera. Mira hacia adelante. Sin mala cara. Al contrario. Lo hace con una sonrisa.
Este jueves cumple 35 años, con cuerda para rato, y dentro de poco será aita por segunda vez. “Todo a la vez, estoy viviendo un buen momento. Le escuché a Aduriz hace poco decir que se le abrían otras puertas y también lo enfoco así. Estoy feliz, he conseguido todo lo que he querido hasta el día de hoy. Soy muy positivo, tengo ganas e ilusión de empezar a trabajar ya con el Bermeo”, resume en conversación con MD Aitor Ramos.
“Ya me lo imaginaba”
De su salida del Arenas, recuerda que “ya me la imaginaba, en todo el confinamiento y desde que dicen que se acaba la Liga hasta que hablo con el club pasa un mes o mes y medio y no tengo noticias. De hecho, llamo yo al director deportivo (Vadillo) para saber algo. Es cuando me entero de que no continuo, aunque llevo muchos años en esto y te lo imaginas. Tenía llamadas de otros clubs y quería hablar antes que nada con el Arenas por respeto, como he hecho siempre en años anteriores cuando he tenido algo”.
El delantero quita hierro a la forma en la que se enteró de su futuro. “Bueno, tampoco… Son cosas que pasan en el mundo del fútbol. Te da pena no seguir en el club después de ocho temporadas, pero eso me habría pasado en cualquier momento. Tengo mucho aprecio al club y me siento una arenero más. Sí es cierto que me hubiese gustado una llamada del club, porque ya sabía que estaban llamando a jugadores del equipo para continuar, que intentaban fichar a otros… En este mundo nos conocemos todos. Una llamada diciendo ‘mira Aitor no contamos contigo o tenemos dudas…’. Lo que sea. Pero una llamada para decirte algo. Aunque son cosas que pasan en este mundo, tampoco es fácil para ellos esta situación. Todos aprendemos de estas situaciones”, dice.
La campaña del conjunto rojinegro ha sido dura. Ocupaba puesto de descenso al detenerse la Liga por el coronavirus. Salvado por el salvavidas de la Federación. “Sí, nos costó diez jornadas ganar el primer partido al principio y eso pesa durante todo el año. Para salir de abajo hay que remar mucho. A falta de diez jornadas estábamos a tres puntos de la salvación (en el puesto 18º), nos tocaba jugar contra casi todos de la mitad hacia abajo, el equipo estaba en buena dinámica y confiábamos en que podíamos hacerlo”, explica Aitor Ramos.
El peso de casa, ilusión de juvenil
Una baja de peso, unida a la de Matador, que se despidió también. Sí han renovado Luariz o Uranga. “Nosotros, al margen de jugar, intentábamos ayudar en el vestuario, en el día a día. Este año la media de edad había bajado mucho, había venido mucha gente nueva… Había que conseguir una buena unión, hacer piña, estar encima de los jóvenes… Llevas años en esto, sabes de qué va todo e intentas ayudarles. Ellos dos siguen y también irán diciendo gente que también sigue y con experiencia en el fútbol para poder suplirnos a nosotros con creces”, señala el bermeano.
Tuvo contactos con equipos de Segunda, sin concretar, y recibió ofertas de Tercera. Pero se decantó por volver a casa. “Ha pesado, también voy a ser padre por segunda vez… Me va a a venir bien. El Bermeo también me ha ofrecido ser parte del organigrama del club y me llena mucho para enfocar también mi carrera en ese sentido también. Aunque todavía estoy para jugar y quiero ayudar en el pueblo, de hecho nunca he jugado en el primer equipo del pueblo y tengo la ilusión de un juvenil”, apunta.
Apoyar a jóvenes y formarse
Y añade que “me seguiré formando, tengo el nivel 2 de entrenador, sacaré el 3, haré más cosas, cursos… Preparándome para seguir ligado al mundo del fútbol en el futuro, que es lo que me gusta. No sé si será como entrenador, llevo años entrenando a chavales en Arenas y Bermeo y me gusta. Hay que formarse y aprender. Sin dejar de jugar, claro, ayudando a los jóvenes”.
Tendrán a su lado en la caseta a una referencia, de trayecto largo. Santutxu, Lemoa, Athletic, Écija, Barakaldo, Laudio… “Pues sí, les podré dar consejos. Estuve en el Santutxu en División de Honor y al de dos años tuve la suerte de debutar en Primera. Ojalá que alguno tenga la suerte que tuve yo. En el Arenas he estado ocho años y parece que han pasado uno o dos. Son nueve temporadas en Segunda B, cinco en Tercera… Miro hacia atrás y estoy orgulloso de todo lo que he conseguido y de hacer lo que me gusta, jugar a fútbol”.
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