El esperado regreso de la competición trajo consigo un jarro de agua fría para la Real en forma de empate (1-1). Los txuri urdin tenían una ocasión inmejorable de dar un golpe en la mesa de la Champions después de los pinchazos de Getafe, Atlético y Valencia. Pero enfrente, un Osasuna serio, organizado y con las ideas más claras cortó las alas de la euforia a un equipo, el de Imanol, que deberá mejorar mucho lo expuesto sobre el césped. Los rojillos, que remataron el doble de veces que la Real, se adelantaron en la primera parte con gol de Adrián y, pese al empate de Oyarzabal en el 61’, se mostraron sólidos e incluso tuvieron muy cerca el 1-2 en los minutos finales.
Osasuna fue el dueño de los primeros 45 minutos. El conjunto rojillo encontró las cosquillas a la Real. Presionó arriba, obligó a Merino a jugar de espaldas, desactivó a Odegaard, dificultó la salida de balón desde atrás y encontró en el carril izquierdo una autopista para llegar a las inmediaciones del área txuri urdin de manera recurrente. Lo que en los primeros compases podía parecer un inicio frío de la Real terminó confirmándose en un dominio claro del conjunto visitante.
Un control que se tradujo en el 0-1. Dos minutos después de que la Aritz tuviese la más clara de la Real, en una segunda jugada tras un balón parado, Estupiñán y Adrián volvieron a castigar el flanco derecho defensivo txuri urdin. El delantero centró desde línea de fondo y Le
Normand, con el brazo estirado, cometió su segundo penalti de similares características en lo que va de curso. 0-1 y primer tanto del asturiano como osasunista.
La presumible reacción local no llegó. Todo lo contrario. Monreal trató de conectar con Willian
José en largo, Portu y Oyarzabal trataron de aparecer en posiciones más centradas, Merino intentó recibir y girarse… Sin éxito. La posesión era local pero el control era de Osasuna, que se encontraba cada vez más cómodo y conectaba con las constantes subidas de Estupiñán y las apariciones de Adrián. Zaldua, desprotegido, no daba abasto.
Gol pero no reacción
La Real saltó con un plan más claro tras el descanso. Portu y Oyarzabal conectaron para generar las dos primeras llegadas con peligro. El dominio rojillo desapareció y, al cuarto de hora Merino presionó a Brasanac, recuperó el balón y consiguió, por primera vez, pillar descolocado a Osasuna.
La insistencia del ‘8’ fue la chispa que incendió la hoja de ruta rojilla. El balón fue a pies de Willian
José, que corrió con decisión y resolvió el contraataque dando el balón a Oyarzabal en el momento justo para plantarle frente a Rubén. El resto fue cosa del ‘10’. Miró al portero, reconoció el hueco y la empujó con la izquierda. 1-1.
Parecía el punto de inflexión, el momento en el que el partido podía ponerse cuesta abajo y la Real, la que llegó al parón en cuarto puesto, podía despojarse de las cadenas y resurgir. No sucedió. Pese al cambio de tendencia, al desgaste físico de Osasuna y a la entrada de Januzaj e Isak, el partido entró en una fase anodina en la ni el 2-1 ni el 1-2 estuvieron cerca hasta que Remiro tuvo que meter una mano salvadora en el 89 y Brasanac, en el descuento, estuvo a milímetros de decantar la balanza con un remate de espuela.
Los de Arrasate, bien plantados, supieron mantener el peligro lejos de su portería. Los de Imanol, imprecisos, sin ritmo en la circulación y sin ideas para construir desde atrás, no pudieron enlazar jugadas con veneno. Las tablas dejan a los realistas cuartos, con un punto sobre Getafe y Atlético pero con el regusto amargo de la oportunidad perdida. Los rojillos salen de Anoeta un paso más cerca de la permanencia.
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