Martín Acevedo juega en la Federal B de Argentina, en Malvinas, y estudia Derecho en la Universidad de Buenos Aires. Quiere ser abogado penalista. A sus 26 años, compagina los estudios con su pasión, el fútbol, donde ahora podría estar en la elite de no ser por las malditas lesiones. Con sólo 12 años jugaba en Boca y firmó por el Atlético de Madrid, con la vitola del ‘nuevo Messi’. Su fichaje por el club rojiblanco fue un ‘boom’, e incluso casi provoca un conflicto diplomático. Llenó Majadahonda el día de su debut. Luego se fue al Real Madrid, donde comenzó un calvario de lesiones que no le dejó confirmar todo lo que apuntaba.
De ahí pasó al Zaragoza, pero un par de años más tarde decidió regresar a Argentina. Con sólo 21 años, cuando el resto de talentos da el salto a Europa. Allí siguió con su mala suerte. Probó en Paraguay o Estados Unidos, y ahora, mientras estudia, aguarda una segunda oportunidad. El fútbol y la vida se la deben.
¿Cuántas veces le han dicho que iba a ser el nuevo Messi?
“Soy uno de los miles de jugadores a los que les perjudicó ‘la sombra Messi’. Nadie quedó bien parado en esa comparación. Mira Bojan, la carrera que hizo. Lleva diez años arriba, pero dicen que no fue como Messi. O Gio de los Santos. O muchos otros que son cracks”.
¿Y qué queda de aquel chico de 12 años que firmó por el Atlético?
“Hoy en día te queda la experiencia. Todo lo que me pasó con 12 años, lo uso ahora para la vida”.
¿Cómo vivió todo aquello?
“Lo viví sin ser consciente. No entendia qué pasaba. Tenía 12 años. Había diez televisiones en la puerta de mi casa, de Argentina, de España, e incluso de canales de dibujos animados. Salía en las portadas de España… Fue inolvidable. Me marcó”.
¿Cómo se dio su fichaje por el Atlético?
“Era 2006, y yo estaba en Boca. Entonces hacían contratos de un año. Había un hombre que era ojeador del Atlético y me dijo que si quería probar allá en diciembre. No lo pensé. Hice un gran torneo y me dijeron que me querían fichar. Llegué en 2007 y en mi primer partido se llenó Majadahonda. Tenía mucha presión con sólo 12 años. Por suerte, me tocó vivir el sueño de cualquier futbolista con esas edad y luego volver a Argentina con 21 años, cuando suele ser al revés”.
Estaba Agüero ya en el Atlético. ¿Influyó eso en su decisión?
“Sí estaba el Kun, pero también Reyes, que es uno de los mejores que vi. Iba al Calderón a ver a Reyes, porque jugaba en mi posición. Con Joaquín, que aún sigue, eran dos futbolistas de los que ya apenas quedan. Aprendí mucho d Reyes. Cuando murió, sentí que se iba parte de uno, era mi ídolo de chico”.
¿Y cómo cambió el Atlético por el Real Madrid?
“Era mi tercer año en el Atlético. Me querían clubes importantes, el Porto, el Chelsea… Hubo problemas en la negociación con el Atlético, dijo mi representante, y todo estaba hecho con el Porto. Yo por mí, hubiese seguido en el Atleti, es el club más lindo en el que he estado. Tengo recuerdos muy felices. Pero recuerdo una portada de Mundo Deportivo, que me quería el Madrid, que el Madrid quería arrebatar al Atlético a su joya…”
¿Y qué pasó?
“Pues que firmé por el Real Madrid. Estaba feliz en España y profesionalmente, puede que sea lo más alto que sea pueda llegar con esas edad. Pero…”.
Siga, siga
“El primer año la rompí, pero luego llegaron los problemas que me han acompañado en toda mi carrera. Recuerdo que me incorporé tarde ese verano. Volé de Argentina y nada más aterrizar, sin dormir, me monté en un autobús para jugar en Galicia. Metí un gol nada más empezar pero en la segunda jugada noté un pinchazo que me duele hoy en día. Un desgarro. Me recuperaba, y otro desgarro. En el segundo año en el Madrid comienza mi mala suerte. Era algo que escapaba de mi voluntad. No podía ni intentarlo. Prefiero la tristeza a la impotencia de fracasar sin haberlo intentado, que es lo que me pasaba”.
Y de ahí, al Zaragoza…
“Sí, me quería Esnaider. Firmé con 17 años, pero no podía jugar hasta que cumpliese los 18. Me enfadé mucho, porque yo no lo sabía antes de firmar. Fue un jarro de agua fría. Cinco meses parado por papeles. Y cuando debuto, me fracturo la clavícula. En el segundo año me suben a entrenar con el primer equipo, con jugadores como Ponzio o Postiga. De repente temblaba”.
Estaba Javier Aguirre de entrenador
“Sí. Nada más verme me preguntó si habíamos coincidido en el Atleti. Le dije que sí y se fue. Luego me subía mucho a entrenar con el primer equipo, se quedaba conmigo a lanzar faltas tras las sesiones… Fue una experiencia muy linda”.
Poco después decide volver a Argentina. ¿Por qué?
“Para no jugar, prefería estar en Argentina con mi familia. Me quería Racing, y no lo pensé. Firmaba un contrato profesional con el reserva”.
Pero aquello tampoco comenzó bien…
“No. Era el último día del mercado. Racing no podía pagar derechos de formación a clubes españoles. Imagina, el mundo al revés. El Atleti no puso ningún problema. Tampoco el Zaragoza. Pero en el Madrid había entrado un nuevo directivo y me dijo que iban a mirarlo. Que lo hacían así ahora. ¡Quedaban 24 horas para que cerrase el mercado! Y estuve seis meses sin jugar”.
Y no me diga más, volvió a lesionarse
“Me rompí el cruzado a los 45 minutos contra Rosario Central. Así estuve dos años. Ya toqué medio fondo. Me cambió el chip. Tenía mal la pierna, y me dio por estudiar Derecho. Luego jugué en Paraguay, Estados Unidos.. Y seguiré jugando mientras me den las piernas”.
¿Ha pensado mucho hasta dónde hubiese llegado de no ser por las lesiones?
“Es inevitable pensarlo. Somos humanos, claro que lo piensas. Pero si no me hubiese ocurrido todo eso, no hubiera madurado. Fui a España solo, con 12 años, vivía en la residencia del Atlético. Me veía solo y juntaba monedas para llamar a mi mamá. Eso me hizo madurar con 12 años. Hoy disfruto un mate con mi mamá o una charla con un amigo y creo que lo valoro más”.
En el Atlético coincidió con más de un jugador que ha llegado arriba…
“Sí, con Saúl, con Óliver Torres, con Javi Manquillo. Mantengo buena relación con Saúl. Ese año fuimos campeones de la Nike Cup. Teníamos un equipo. La generación del 94. Nuestro entrenador era Pepe Fernández, que fue el que me llevó luego al Real Madrid”.
¿Y qué me dice de Saúl?
“Es un jugadorazo. Ya en aquella época se veía que era distinto, e incluso recuerdo un consejo que me dio. Yo estaba bien en el Atleti, pero me quería el Madrid, el Chelsea, el Porto… Saúl estaba conmigo en la residencia, y le dije que me iba porque me iban a dar mucha plata. Pues él me dijo que ya me daría cuenta de que el dinero no lo era todo, que tenía que estar donde estuviese a gusto. Hasta hoy en día lo recuerdo. Sabía que iba a llegar a ser profesional, que iba a ser un grande. No ya para jugar una final de Champions o un Mundial, pero sí para Primera división”.
¿Dijo antes que el Atlético es el club que más le marcó?
“Sí. Lo sigo desde acá. Mi papá es del Atleti. Aún tengo ropa de cuando jugaba, y él sale con los pantalones y la camiseta del Atleti a la calle. En casa somos del Atleti. La estructura de club es más familiar que la del Real Madrid, por ejemplo. Teníamos un psicólogo, en la residencia tenías un trato personalizado… Me marcó el Atlético”.
Y ahora, ¿cuál es el objetivo de Martín Acevedo en el mundo del futbol?
“Pues llevo dos o tres años sin lesionarme. Estoy bien físicamente, me encuentro en un lindo momento en mi vida, estudiando y esperando oportunidades. Me siento muy bien, a ver si me llega una segunda oportunidad. Tuve ofertas, pero aprendí a esperar. Prefiero ir lento pero seguro, y estar bien preparado para lo que venga”.
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