Uno sabe que cuando se enfrenta al Real Madrid tiene que asumir que el arbitraje le quitará más de lo que le va a dar. Es el peaje que hay que pagar cuando enfrente está uno de los trasatlánticos de la Liga. Sin embargo, la actuación ayer del catalán Estrada Fernández sobrepasó por mucho cualquier previsión con un arbitraje de guante blanco que perjudicó gravemente a una Real que, pese a todas las trabas que se fue encontrando en el camino, se mantuvo en pie en el partido, peleando por el empate hasta el pitido final.
La actuación de Estrada
Fernández comenzó con una primera pincelada. Suave, de esas que no emborrona pero que definen la temática del cuadro. Apenas se había consumido un cuarto de hora cuando mostró la cartulina amarilla a Zubeldia por juego peligroso al levantar excesivamente el pie en un balón dividido en el medio campo. Que tu pivote defensivo, tu sostén, el hombre que debe ayudar en las labores de destrucción quede marcado a las primeras de cambio condiciona totalmente su desempeño en el encuentro. Eso podía formar parte de la previsión inicial.
Sin embargo, a Estrada
Fernández no debió de parecerle suficiente porque poco después, en un balón aéreo por el que pugnaron Casemiro y Merino, el brasileño sacó el codo, impactando en el rostro del centrocampista navarro. Amarilla y listo aunque la repetición reveló que el brasileño no utilizaba el codo para protegerse sino para agredir a Merino. El VAR, con Martínez
Munuera a los mandos, no dijo ni mu. Sigan.
Tras el descanso, y a los dos minutos de la reanudación, Estrada Fernández señaló penalti en el área de la Real por presunto derribo de Llorente a Vinicius. El golpeo defectuoso del brasileño parecía no dejar lugar a las dudas, pero nuevamente la repetición volvió a dejar en evidencia al colegiado ya que en ningún momento se aprecia que el defensor realista toque al brasileño. Jugada clara de VAR, pero otra vez Martínez
Munuera no consideró necesario que su colega ni tan siquiera revisara la acción. Sigan.
Estrada
Fernández redondeó su actuación anulando a Januzaj el que era el gol del 1-1. La situación de Merino llevó al árbitro a señalar fuera de juego al considerar que el navarro tapaba a Courtois, que para no ver el balón estuvo a punto de detenerlo en su estirada. Sigan.
Y del posible 1-1 al 0-2, una acción en la que Benzema controla el balón entre el hombro y su bíceps para terminar marcando. La jugada era dudosa, pero para qué revisarla. Gol y sigan.
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