Retiran el bus de 'Hacia rutas salvajes' tras más de una docena de accidentes de turistas

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Ahora que sabemos que el templo de Bali que queda tan bien en Instagram no tiene un lago a sus pies sino un espejo que recrea el reflejo, es imposible ver las fotos de vacaciones de los demás sin desconfianza. En los últimos días, además, hemos conocido la historia de varios lugares en los que el baño está desaconsejado para la salud pero que han sido el escenario de imágenes muy pintorescas. Son los casos de un lago en la ciudad rusa de Novosibirsk o del Monte Neme, en Galicia, que realmente es una balsa de residuos mineros. La realidad no siempre es tan bonita como la pintan (o como la retratamos).

Querer conseguir una foto original de las vacaciones no es nada nuevo. A nadie le gusta que aparezcan otros turistas posando dentro del plano, menos aún si están haciendo exactamente lo mismo, como simular sujetar la torre de Pisa. Hace unos años, el fotógrafo estadounidense Olivier Kmia puso en marcha el proyecto Instravel, la experiencia del fotogénico turismo masivo, una recopilación de cientos de imágenes de lugares muy fotografiados. Con él, Kmia quería reflexionar sobre el turismo masificado después de una experiencia frustrante frente a la Fontana di Trevi:
“Muchas personas creen que he intentado criticar a las redes sociales y mandar un mensaje profundo, pero no es el caso. Yo era uno de los turistas en la Fontana di Trevi. Soy parte de esa oleada de personas, me guste o no. Creo que, en ese sentido, mi vídeo es irónico e incluso hipócrita. Me río del turismo de masas pero, a la vez, soy parte de él. No creo que tenga nada de malo el hecho de que todas las fotos sean iguales”, nos decía el fotógrafo entonces.

Pero las redes sociales, que muchos consideran uno de los causantes de este postureo, también son una de las herramientas más útiles para luchar contra él. De vez en cuando viralizan imágenes que enseñan la realidad que queda fuera del filtro: turistas haciendo cola para conseguir una imagen “única”. Expectativas frente a realidad al descubierto. Si este verano te topas con fotos de estos lugares, ya tienes el antídoto para no caer en la envidia vacacional.
El clásico: la Pedra do Telegrafo (Río de Janeiro)
Ni los turistas son tan intrépidos ni las imágenes tan difíciles de tomar. La Pedra do Telégrafo apenas se levanta un par de metros sobre el suelo y el efecto de que cuelga sobre las playas brasileñas se consigue colocando la cámara en el lugar correcto. Un ejemplo de que todo depende de la perspectiva. Eso sí, la imaginación de los turistas a la hora de posar no tiene límites, como puede verse en Instagram:

El paradisiaco: Maya bay, en Tailandia
Desde que Leonardo di Caprio rodó La Playa (2000) en estas aguas turquesas, es casi imposible encontrar el lugar vacío de turistas. Aunque no se vea en las fotos. El verano pasado se popularizó una imagen que abría el ángulo y se parecía más a la realidad: “Estaba tomando una foto de mi novia en el mar, cuando me di cuenta de que eso estaba haciendo el resto de novios de Instagram”, decía su autor en Reddit.

El aventurero: el Horseshoe Bend, en el Río Colorado (Arizona)
“Esto es Horseshoe Bend ahora. Un enclave natural popular en Arizona que era una joya escondida hace unos años. Alguien publicó una imagen impresionante de este lugar en Facebook y desde entonces se ha difundido por todas partes. Ahora están construyendo barandillas y aparcamientos en un lugar que antes era tranquilo”. El texto era parte de una denuncia que se popularizó en Twitter el pasado mes de mayo. Si bien es cierto que es difícil que una sola foto en redes sociales consiga un efecto como este, sí es verdad que el lugar se había convertido en el escenario para tomarse una foto “única”.

“With each generation, the amount of environmental degradation increases, but each generation takes that amount as the norm.” ~ Peter H. Kahn and Batya Friedman Horseshoe Bend, AZ pic.twitter.com/KrmerH91sE
— DoCreateBe (@do_create_be) 2 de julio de 2019

THIS is horseshoe bend now. a popular nature spot in arizona that was a hidden gem just a few years ago. someone posted a stunning picture of this place on facebook & since then it’s spread everywhere. now they are building railings / parking lots in a spot that was once serene pic.twitter.com/XPHbjh3jiH
— luna ☽ (@lunayono) 28 de mayo de 2019

El romántico: el banco de Loiba, Ortigueira (A Coruña).
Una pareja mirando al mar en un banco solitario, colocado en lo alto de un acantilado. Suena romántico, ¿no? Tal vez no lo sea tanto si hay una fila de personas detrás esperando a que la pareja se levante para ocupar su sitio. Uno de los bancos más famosos de este tipo es el que se encuentra sobre los acantilados de Loiba y que los medios gallegos han bautizado con el humilde nombre de “banco más bonito del mundo”. Para sentarse, la gente está dispuesta a hacer colas como estas.

El cosmopolita: la calle Crémieux, París.
Salir a la calle a tirar la basura o bostezando nada más despertar y encontrársela llena de gente posando: desde amantes del yoga haciendo posturas inverosímiles a parejas sellando su amor. Así es el día a día de los vecinos de la colorida calle Crémieux, en París, que han llegado a pedir a los turistas que dejen de invadir su vecindario, como explicaba este artículo de Smoda. Un plano abierto de la calle permite ver no solo a la multitud de turistas posando, sino también a sus fotógrafos tirados por el suelo o haciendo malabares para conseguir un encuadre original.

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