En La Cerámica convertida en un horno, el Villarreal fundió a un Valencia sin plan ni orgullo, rendido y depresivo con un vestuario que no comulga con Celades, que descuenta días en Mestalla como entrenador y que no se cree el proyecto de Peter Lim, que se tambalea económicamente de no alcanzar plaza para la Liga de Campeones, una quimera por lo visto para los valencianistas. Una realidad en cambio para el Villarreal que, muy en forma tras el confinamiento, ha logrado hasta la fecha 13 de los 15 puntos que ha disputado. No le hizo falta realizar un partido sublime. Le bastó con tener mejor pie y ánimo y contar con Alcácer y Gerard Moreno, que pusieron la firma de una victoria para soñar y que se permitió el lujo de juntar en la segunda mitad, nueve años después, a Bruno y Cazorla, sus iconos.
Dirigido por Fernando Roig, un propietario valenciano que ama el fútbol, el Villarreal es un club profesional y organizado, sereno, estable y con gusto. Se refleja en el terreno de juego. Nada que ver con el Valencia, que, de manera cíclica, tiende a la autodestrucción a través de sus presidentes o propietarios. En la actualidad está en manos de un magnate singapurense que ejerce de dueño con el mando a una distancia de 12.000 kilómetros de la capital del Turia. Peter Lim no parece entender lo que representa el Valencia ni le interesa la cultura valenciana, pero a través de Mateo Alemany y Marcelino creó una hermosa y sólida falla que el mismo se ha encargado en apenas unos meses de encender y quemar. El clima lo favorece. Lim actúa como si no se entendiera con sus empleados productivos y competentes. Los prefiere sumisos. La confusión del Valencia se ha trasladado al equipo desorientado que visitó la La Cerámica.
Con el calor sofocante a las cinco de la tarde, el partido nació sin ritmo ni tensión, tan solo alterado el juego con alguna carrera de los extremos Chukwueze por el bando local o Ferran en los valencianistas. El balón transitaba al pie de unos y otros sin apenas picante. Hasta que Gerard Moreno leyó un desmarque de Paco Alcácer a la espalda de Gabriel para que el delantero catalán picara el esférico y el exvalencianista, tras dar dos pasos de espaldas, acomodara el cuerpo para volear el esférico y mandarlo a la red.
El gol, sin apenas llegar al cuarto de hora, no hizo más que acentuar los problemas del Valencia. A los de Celades les costaba encadenar tres pases seguidos y llegaban tarde a la presión ante el buen toque de los amarillos. Por si fuera poco, antes del descanso Gayà tuvo que abandonar el terreno de juego por problemas musculares entrando en su lugar Jaume Costa, cedido por el Villarreal.
El Valencia quedó retratado al filo del descanso en una acción que demostró su dejadez. Asenjo salió de su área para evitar un problema y pilló a la zaga saliendo al trote de la zona de Cillessen. Cazorla intuyó el envío de Asenjo, escapó a la vigilancia de los centrales y amortiguó el globo para ceder el balón sin dejar que tocara el suelo para la entrada de Gerard Moreno. Fue uno de los mejores pases de la temporada. El punta le rindió homenaje empalmando a la red.
Declaraciones de Albert Celades, entrenador del Valencia, y de Javi Calleja, entrenador del Villarreal, tras el partido.
Sin apenas desgastarse físicamente, dosificando energía en cada desplazamiento, Cazorla dio otra exhibición de conocimiento del juego. El partido discurrió por donde el asturiano mandó que discurriera, codificando en cada pase un mensaje que hizo mejores a sus compañeros. En la segunda parte se hizo realidad el sueño de Cazorla y Bruno de reencontrarse de nuevo en el césped tras entrar el capitán del Villarreal en el minuto 65. Se trataba de esconder el balón y el de Artana y el asturiano son dos maestros. El conjunto de Calleja se entretuvo en un rondo gigante de 50 minutos.
Celades: “No temo nada. Sí que me veo capacitado”
“No pienso dimitir”, dijo Albert Celades el sábado. “No hemos hecho un buen partido”, dijo este domingo tras caer 2-0 en La Cerámica y ver cómo su posición en el banquillo del Valencia se debilitaba a marchas forzadas. Técnico de un equipo armado con grandes pretensiones que sin embargo marcha octavo clasificado a ocho puntos de los puestos de Champions, el andorrano salió a la conferencia de prensa atrincherado en el “no”. “No es un buen dato”, dijo, cuando le pidieron que explicase por qué el Valencia no había tirado a puerta. “Tanto en Eibar como hoy, no hemos generado mucho en ataque”. “No temo nada y sí que me veo capacitado”, replicó, cuando le preguntaron si temía que le echaran. “No considero que nos haya faltado actitud. Hemos llegado en desigualdad en cuanto a descanso. Nos ha costado mucho. Ellos han tenido muchísima efectividad”.
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