La separación de Enrique Ponce y Paloma Cuevas ha sido una de las grandes noticias de la semana. El debate en los platós y medios de comunicación de la crónica social se ha intensificado después de la aparición en escena de la nueva ilusión sentimental del torero: Ana Soria. ¿Ha sido ella el detonante para que una de las parejas más estables de la jet set española pusieron punto y final a su amor? La publicación de su primera foto juntos ha avivado el fuego y la polémica está más que servida. Muchos son los que sostienen que lo de Ponce y Soria viene desde lejos, concretamente desde al año 2018, cuando el matrimonio atravesaba una grave crisis.
Una de las cosas que más llama la atención en esta flamante pareja es la diferencia de edad. Ana tiene 22 años y Enrique Ponce cumple 49 el próximo mes de diciembre. Casi tres décadas, una distancia vital considerable que les hace pertenecer a mundos completamente antagónicos. Ella es una belleza rubia almeriense que bien podría pasar por escandinava. Hija del prestigioso abogado Federico Soria y Rosa Moreno, hija de José Luis Moreno, Ana Soria estudia derecho pero su sueño es ser actriz. Su cuenta de Instagram permanece privada pero buena prueba de que estaba fuera de cualquier círculo social elitista es que solo tiene 500 seguidores, entre los que -por supuesto- se encuentra Ponce.
Algunos colaboradores de ‘Sálvame’ desvelaron que lo suyo va muy en serio. Se conocieron hace dos años por redes sociales. Ella era una ferviente seguidora de las faenas del diestro. Sin embargo, no fue hasta 6 meses cuando tuvieron su primer encuentro físico. Sorprenden las informaciones que apuntan a que él ya conoce a sus suegros tras pasar un fin de semana en la residencia familiar que tienen en Mojácar. También se habla de una escapada furtiva de ambos a México, o incluso hay quien va más allá -Jesús Manuel Ruiz- y desliza que ya tienen planes de boda.
Enrique Ponce está considerado uno de los referentes de la tauromaquia desde finales del siglo XX y comienzos del XXI, pero ya de vuelta y en el ocaso de su carrera. Tomó la alternativa un 30 de septiembre de 1990 en Madrid apadrinado por Joselito y con Miguel Báez ‘El Litri’ como testigo. Pronto se empezó a hablar mucho de él y a relacionarlo con bellas mujeres. Sin embargo, solo una se llevó el premio gordo: Paloma Cuevas. Ambos se conocieron cuando el matador estaba comenzando a triunfar en los ruedos y fue gracias al padre de Paloma, Victoriano Valencia (Cuevas Roger), un importante apoderado del sector taurino. Su amor dio como fruto dos hijas: Paloma y Bianca, nacidas en 2008 y 2012, respectivamente. Junto a su esposa Ponce ha conseguido ser uno de los grandes nombres del toreo español, pero no solo eso. El diestro es académico de de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba, habiendo recibido también la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. Y, consciente de la importancia del papel de su ya exmujer en su vida, el matador de toros nunca dudó en ensalzar su figura y agradecerle el apoyo: «Paloma Cuevas es el gran apoyo que he tenido durante todos estos años. Es mi vida». Ahora, 28 años después, han decidido poner punto y final a un matrimonio que parecía haberse resuelto de manera amistosa pero la aparición de la jovencísima Ana Soria ha puesto dinamita en el asunto.