Las salas de cine atraviesan un verano desértico

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La película fue un fracaso en su país, Italia. Críticas negativas, quejas por su duración (155 minutos), retirada rápida de las salas tras su lanzamiento en noviembre de 1988. Desastre económico en un mercado que entonces no sentía apego por sus cineastas. Pero el 21 de mayo de 1989 Cinema Paradiso, de Giuseppe Tornatore, se proyectó en la competición de Cannes en una versión de 127 minutos (existe una tercera de 173 minutos). Y allí ganó el Gran Premio del Jurado, para sorpresa de los italianos. “El día de la proyección”, recordaba después a EL PAÍS Tornatore, “me había introducido en la sala como si fuera un ladrón, asustadísimo. Si había sido despreciada en mi casa, me dije, ¿cómo será aquí? Pero fue un triunfo, hubo siete minutos de aplausos”.Hoy Cinema Paradiso, un canto de amor al cine, sobre todo a las salas donde se proyecta, vuelve a 150 pantallas españolas justo el día en que los cines abren de forma masiva tras la pandemia, como homenaje de la distribuidora A Contracorriente a esas salas.Antes de aquella sesión en Cannes, pocos habían defendido el segundo largometraje de Tornatore, un director a punto de cumplir 33 años. Entre ellos, Leonardo Sciascia, siciliano como Tornatore, que en uno de sus últimos artículos en el diario La Stampa le dedicó grandes elogios, porque sentía que en pantalla se reflejaba fielmente su infancia en las salas cinematográficas rurales. “Yo veía las películas desde la cabina de proyección, ese espacio mítico que parece condenado a desaparecer”, recordaba a EL PAÍS otro cineasta mítico que se sintió interpelado por Cinema Paradiso: el director de fotografía Vittorio Storaro. “Nunca escuchaba el sonido, creía que el cine era mudo. Mi padre soñaba con formar parte de esas imágenes que veía entre el polvo en suspensión. Yo seguí su sueño”.Cinema Paradiso se convirtió en un taquillazo. En aquel Cannes la compraron los hermanos Weinstein para que su empresa Miramax la distribuyera en Estados Unidos. Allí se estrenó en febrero de 1990 y un mes más tarde ganó el Oscar a mejor película de habla no inglesa. En Bagheria, el pueblo donde nació Tornatore, a 12 kilómetros de Palermo —y en cuyos alrededores se rodó el filme—, sus padres estuvieron despiertos hasta que su Bepuecio (su mote familiar) les telefoneó emocionado a las ocho de la mañana.Peter Biskind, en su libro Sexo, mentiras y Hollywood, recuerda que Miramax la lanzó, sin ayuda de nadie, en más de un centenar de salas, cines donde nunca antes se habían proyectado películas en versión original. Al final, salió de las carteleras con una recaudación de unos estratosféricos 11,9 millones de dólares (10,5 millones de euros), según la web Box Office Mojo.En España, Cinema Paradiso llegó el 12 de diciembre de 1989 a las salas con la distribuidora Lauren Films, de Antoni Llorens, que tenía un acuerdo de exclusividad con Miramax. El filme de Tornatore también reventó la taquilla: fue visto por 935.805 espectadores (para poner en contexto, un éxito reciente del cine de autor, Cold War, de Pawel Pawlikowski, vendió 251.227 entradas). ”Cinema Paradiso es la historia de mi vida. Me identifiqué mucho con el crío protagonista. Todas esas emociones que salían de la pantalla…”, aseguraba tiempo después Llorens. Cuando el productor y distribuidor catalán falleció en 2017, su familia y amigos proyectaron en Cambrils Cinema Paradiso, 3.440 metros de película agrupados en 14 rollos, con un proyector de 1958, época en la que se desarrolla el drama.


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