El reinicio de la competición liguera tras el largo parón provocado por la pandemia aconsejó la adopción de medidas tendentes a intentar evitar o cuando menos minimizar el riesgo de lesiones. Entre ellas, los parones para la hidratación de los jugadores y la modificación de la regla de las sustituciones a realizar, que pasaron de tres a cinco en cada partido.
Disputadas ya ocho jornadas de las once pendientes en el momento de volver a jugar, hasta en 53 ocasiones los técnicos de los diversos equipos de LaLiga Santander no han agotado los cinco cambios a los que tenían derecho. Y la verdad, cifras en mano, es que no les ha ido mal del todo.
La opción de poder realizar cinco cambios se introdujo con ocasión del reinicio de la competición
Porque de este medio centenar largo de ocasiones en que los entrenadores no han movido su banquillo hasta el tope de los cinco cambios, sólo en 12 acabaron encajando una derrota. Se puede argumentar, cierto, aquello de que “lo que funciona, mejor no tocarlo”.
Pero no deja de ser sorprendente que con el calor imperante en nuestro país por estas fechas y el cansancio acumulado por el frenético ritmo de competición el hecho de no agotar los cambios no suponga un mayor ‘castigo’ en el resultado final.
En las cuatro ocasiones que sólo introdujeron dos cambios, ninguno de los equipos acabó perdiendo
De los 53 casos citados, 12 acabaron en derrota, 20 en victoria y 21, en empate. Y hasta en cuatro ocasiones ha habido equipos que por no llegar no han llegado ni siquiera a los tres cambios: el Real Madrid se quedó en dos ante Valencia en Valdebebas (3-0) y Espanyol en el RCDE Stadium (0-1), al igual que el Celta en Valladolid (0-0) y el Eibar en Getafe (1-1). Curiosamente, ninguno de ellos acabó perdiendo su partido.
A la luz de estos datos el debate está abierto: ¿mejoran los equipos con los cinco cambios? ¿Suponen alterar demasiado el orden de un equipo, al modificar la composición de casi el 50% del equipo inicial?
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