Un “crimen brutal” y una “vergüenza para el país”. Así definió este jueves el ministro del Interior alemán, Horst Seehofer, el atentado que costó el miércoles la vida a dos personas y estuvo cerca de causar una matanza en una sinagoga de la ciudad de Halle, en el este del país. Confrontado con la violencia mortal del extremismo de derechas y el antisemitismo, el ministro prometió una guerra sin cuartel contra ellos y aseguró que el Gobierno hará todo lo que esté a su alcance para que la comunidad judía pueda vivir sin miedo. “La Alemania de hoy sigue y seguirá ligada al compromiso del ‘nunca más’ marcado tras la derrota del nazismo, en 1945”, añadió.
Del “crimen brutal” de Halle está acusado Stephan Balliet, un solitario y fanático ultraderechista de 27 años que llegó a la ciudad poco antes del mediodía del miércoles para llevar a cabo una matanza en la sinagoga de Halle, donde se congregaban unos 60 fieles con motivo del Yom Kippur. No había seguridad en el exterior del templo, pero Balliet no logró forzar la entrada. Por eso abrió fuego contra la puerta y las ventanas y lanzó cócteles molotov. “En medio de la tragedia, hubo un gran momento de suerte”, dijo este jueves el presidente del Consejo Central de los Judíos de Alemania, Josef Schuster, que compareció junto a Seehofer. “Si el atacante hubiera entrado en la sinagoga se habría producido un auténtico baño de sangre con más de 60 víctimas mortales. Por suerte, la puerta de la sinagoga resistió”, afirmó.
Balliet, como ya hizo el supremacista que causó una masacre en dos mezquitas de Nueva Zelanda en marzo, quiso documentar y transmitir en directo su ataque. Pegó una cámara de vídeo a su casco. La filmación pudo verse en algunas plataformas en Internet. En el vídeo afirma, en inglés, que cree “que el Holocausto nunca pasó” y lanza insultos contra el feminismo y señala a los judíos como origen de todos los males. Al no poder irrumpir en la sinagoga, se llama a sí mismo “un perdedor”. Luego mata a sangre fría a una mujer de 40 años que pasa junto al edificio, y poco más tarde, dispara hacia el interior de un local de comida turca. Un joven de 20 años muere por los tiros.
“Stephan B. trató de cometer una masacre movido por racismo y antisemitismo y se trata de un atentado terrorista de extrema derecha. Se había propuesto causar una masacre en la sinagoga”, aseguró este jueves el fiscal general, Peter Frank. Acudió a la sinagoga fuertemente armado y dejó escrito un manifiesto en el que quedaron claras sus intenciones.
En el documento, redactado en inglés y titulado The Plan, Balliet muestra fotos de armas y explosivos artesanales, similares a los que fueron hallados en su coche, donde la policía se incautó de cuatro kilos de explosivos, y a las que utilizó durante el atentado. Balliet especula sobre la mejor manera de cometer una masacre en una sinagoga y admite que si fracasa o muere en el intento, pero logra matar a un solo judío, su sacrificio habrá valido la pena. “Quería provocar una repercusión mundial y alentar a otros a imitarlo”, dijo el fiscal general.
El manifiesto, hallado en Internet por el Centro de Internacional de Estudios de Radicalización de Londres y considerado auténtico por las autoridades alemanas, también menciona la necesidad de matar a los que Balliet llama “antiblancos” y habla de que hay que decapitar a un “Gobierno de ocupación sionista”.
Estudios de química
Las autoridades no tienen dudas de que Balliet, detenido tras disparar a otras dos personas y robar un coche a punta de pistola, es un fanático antisemita. Pero la policía no le tenía en su radar. Era un desconocido para las fuerzas de seguridad. Se le considera “un lobo solitario”. “Stephan era un solitario, apenas tenía amigos y a menudo se sentaba frente al ordenador”, contó su padre al periódico Bild. El joven se crio con la madre tras separarse el matrimonio. “Mi hijo no estaba en paz consigo mismo ni con el mundo y siempre estaba culpando a los demás. Nunca pude acercarme a él, siempre había discusiones”, explicó el padre. Balliet, añadió, había dejado sus estudios de Química y trabajaba como técnico de telecomunicaciones.
Después de matar a dos personas, Stephan Balliet huyó de Halle y cerca de allí robó un taxi. En una carretera de la zona provocó un accidente y la policía logró detenerlo. Según informaciones de los medios alemanes, estaba herido en el cuello. Ante el juez deberá responder por dos asesinatos y nueve intentos de homicidio.
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