Silvio Berlusconi ha alcanzado un millonario acuerdo de separación con su última novia, Francesca Pascale, casi 50 años menor que él y con la que rompió el pasado marzo. Aunque nunca estuvieron casados, el empresario y tres veces primer ministro italiano, que el próximo septiembre cumplirá 84 años, entregará una compensación a su expareja de 20 millones de euros, más una pensión anual de un millón, para su “manutención”, según recoge la revista Oggi y otros medios locales.Aunque el equipo de Berlusconi no se ha pronunciado sobre esta cuestión por el momento, el diario Il Corriere della Sera señala que el entorno del magnate ha precisado que se trata de un asunto privado, que “se ha resuelto de manera consensuada, también desde el punto de vista financiero” y que ambos mantienen “una profunda amistad”.Berlusconi oficializó la ruptura después de casi diez años juntos con un comunicado que su equipo hizo público tras la publicación en una revista de unas imágenes en las que aparecía él con la joven diputada de su partido Marta Fascina, nacida en 1990, saliendo de un hotel de lujo en Suiza. La publicación señaló entonces que la mujer vivía en la residencia del político en Arcore, a las afueras de Milán, desde hacía algunos meses. “Es apropiado confirmar que existe una relación de afecto y amistad verdadera y profunda entre el presidente Silvio Berlusconi y la señora Francesca Pascale, pero que no existe una relación sentimental entre ellos”, se leía en la nota enviada por la oficina de prensa de su partido, Forza Italia.En su momento, Pascale, en declaraciones a los medios algunos días después, dijo que estaba “muy sorprendida” por la información y comentó que le hacía gracia “ver a una diputada que pasea a mi perro”, en referencia a un caniche que ella llevó a la casa de Berlusconi durante su relación. También mostró su aprecio por el empresario. “Mi relación con el presidente no terminará así. Aunque nuestro vínculo haya evolucionado con el tiempo y ya no sea catalogable como una relación de pareja, el amor puede cambiar, no puede desaparecer”, dijo. Y añadió: “Siempre querré al infinito a mi presidente. Le deseo toda la felicidad del mundo. Espero que encuentre a una persona que lo cuide como yo”.En el tiempo que duró el noviazgo, Francesca Pascale ha destacado por su discreción y hermetismo y son contadas las ocasiones en las que han trascendido detalles de su relación. Al principio ella era conocida por ser una incondicional en los actos políticos del exCavaliere. Organizaba manifestaciones y todo tipo de eventos de apoyo a Berlusconi y aparecía a menudo en los mítines vistiendo camisetas con mensajes de apoyo al magnate octogenario. Hasta que se conocieron personalmente y entablaron una relación sentimental en 2011, cuando ella tenía 27 años y él, 76. El empresario le regaló poco después una lujosa villa cerca de su cuartel general, la famosa mansión de Arcore. Allí, Francesca vivía alejada del ritmo frenético de la actividad política del exprimer ministro.Silvio Berlusconi es conocido también por su inmenso patrimonio. La revista Forbes cataloga su fortuna en unos 6.000 millones de dólares y lo incluye en sus listas de billonarios del mundo y de los más ricos de Italia.El magnate ha estado casado en dos ocasiones: la primera con Carla dall’ Oglio, madre de Pier Silvio y Marina, y la segunda con la actriz Veronica Lario, con quien tuvo tres hijos, Bárbara, Eleonora y Luigi.Con Lario ha protagonizado también una separación multimillonaria, que comenzó en 2009, con guerra judicial incluida. En un primer momento, el Tribunal de Milán estableció para Lario una pensión de tres millones de euros al mes. Más tarde, y tras el recurso de Berlusconi, el Tribunal de Monza rebajó la compensación mensual a 1,4 millones y finalmente, el Supremo decretó el año pasado que la actriz vivía con “absoluta comodidad” y no tenía derecho a percibir una indemnización por divorcio, por lo que fue condenada a devolver al empresario los 46 millones de euros que había recibido hasta entonces. El pasado febrero, ambos sellaron la paz definitiva y él renunció al cobro de esta cantidad, mientras que ella rehusó reclamarle otros pagos pendientes.
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