La alegría no fue ni de lejos completa para el PSG, que este viernes se proclamó campeón de la Copa de Francia al imponerse por 1-0 al Saint-Étienne pero perdió por lesión a un Mbappé que se marchó a casa en muletas. El tanto que desequilibró la balanza fue de Neymar, quien sí se libró de caer lesionado ante la sucesión de durísimas entradas por parte de ‘les verts’ que además de a Mbappé salpicaron (aunque sin lesiones de por medio) a otros como Icardi, Paredes y Di María.
Más de cuatro meses hacía que no se disputaba un partido oficial en Francia, y fue el Stade de France, con 5.000 espectadores en las gradas, el que acogió un duelo con más patadas que fútbol. Porque el Saint-Étienne de Claude Puel arrancó bien, centrado en ponerse por delante en el marcador y llegando a gozar de varias ocasiones de gol por parte de su delantero Bouanga, pero una vez se vio en desventaja en el marcador, se dedicó a repartir leña.
El único tanto del partido llegó en el 14’. Tras asociarse con Di María, Mbappé se sacó de la manga un cambio de ritmo supersónico para dejar atrás a todos los rivales que se le pusieron por delante en su internada en el área para poner a prueba a Moulin. Y aunque el guardameta del Saint-Étienne acertó a rechazar, el balón le cayó a Neymar, que no perdonó y lo envió a las mallas.
A partir de ahí llegó la citada sucesión de acciones de dudosa deportividad por parte de ‘les verts’. No fue la única, pero quizá sí la peor, la protagonizada por Perrin cumpliendo la media hora de juego. Fue al suelo con todo, con la única intención de derribar a Mbappé, y en el camino hizo que el tobillo derecho de éste pareciese de goma. El árbitro en primera instancia le mostró amarilla, pero desde el VAR le avisaron de lo desproporcionado de la acción para que le sacase tarjeta roja al mítico capitán del Saint-Étienne que de esta forma se despidió del fútbol (se retiraba tras este encuentro).
De ahí en adelante, el largo periodo de inactividad de unos y otros se hizo notar, y mucho. Al partido le faltó ritmo, y aunque el PSG no logró un gol adicional con el que cerrar el triunfo, al Saint-Étienne le faltó gasolina para ponerlo en duda.
Poco antes de levantar el título regresó al banquillo Mbappé, del que no se tenían noticias desde la mencionada entrada de Perrin que le mandó a los vestuarios. Lo hizo con muletas y sembrando serias dudas de que llegue a tiempo para medirse al Atalanta el 12 de agosto en los cuartos de final de la Champions League.
El PSG conquistó el título y el mismo se va a sus vitrinas, pero atendiendo a que su objetivo pasa por reinar en Europa, quizá perdió algo mucho más importante.
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