Otro golpe para Bale

El fútbol, como la vida, da muchas vueltas y sino que se lo digan a Gareth Bale. El galés, que llegó al Real Madrid como fichaje más caro de su historia en 2014, es ahora el último de la fila para Zidane. Hasta el punto de que, en el partido más importante de la temporada, el de vuelta de los octavos de final de la UCL frente al City, ni siquiera viaja con el equipo. Se tendrá que conformar con ver el partido por televisión.

Y, si lo hace, seguramente caiga en la cuenta de que eso que necesitan sus compañeros, eliminar al City, él ya lo hizo años atrás. Concretamente en el camino hacia la Undécima cuando un gol suyo valió para echar al conjunto citizen de la competición y plantarse en la final de Milán que, a la postre, volverían a ganar frente al Atlético con un gol suyo en la tanda de penaltis. Y ahora, con esas vueltas que da el fútbol, como la vida, el ‘11’ queda señalado por enésima vez por Zidane pero sin visos de que vaya a hacer algo para remediarlo.

Y es que, pese a todos estos desplantes, Bale es inmune. Él se limita -o al menos es lo que aparenta- a cumplir el expediente en los entrenamientos y no salirse mucho más del guion establecido. Habla en boca de su agente, Jonathan Barnett, para recordar, cuando se olvida, que tiene dos años de contrato aún por delante y que plantea cumplirlos en su totalidad. Barnett asegura que Bale es feliz y, lo cierto, es que no tiene demasiados motivos (deportivos) para no serlo pues es uno de los mejores pagados de la plantilla junto a Sergio Ramos y Hazard.

Aún así, su imagen queda debilitada y el aficionado madridista se cansa de ver a un jugador que si bien es cierto que nunca entró por los ojos, se marchará, cuando lo haga, con un palmarés intachable pero con la sensación más que evidente de que pudo haber hecho mucho más. Antes y después de la sentencia de Zidane.