El Tribunal Especial para el Líbano (TEL) dicta este viernes sentencia en el proceso desarrollado entre 2014 y 2018 por el asesinato del que fuera primer ministro del país, Rafik Hariri. En 2005, el mandatario suní fue víctima en Beirut de un atentado en el que perdieron también la vida otras 21 personas, y se trata de la primera sentencia desde la apertura de esta corte, en 2007. Los cuatro acusados, afines a la milicia chií libanesa Hezbolá, han sido juzgados en rebeldía porque no fueron entregados por Beirut. Hariri y su comitiva viajaban en automóviles blindados, que no resistieron la explosión de la camioneta que causó la muerte a todas las víctimas, cargada con 3.000 kilos de explosivos. Alrededor de 226 personas resultaron heridas, y el cráter abierto por la deflagración destruyó la avenida marítima de la ciudad. Es la primera vez desde los juicios de Núremberg, tras la Segunda Guerra Mundial, que se celebra un juicio sin la presencia de los acusados.Los cuatro imputados son Hussein Hassan Oneissi, Assad Hassan Sabra, Hassan Habib Merhi y Salim Hamil Ayyash, y la causa lleva en el encabezamiento el nombre de este último: Ayyash et al (y otros). El pliego acusatorio señala que organizaron, perpetraron y luego falsearon la autoría del atentado en un vídeo. El comandante de Hezbolá, Mustafá Badredine, presunto cerebro del atentado, falleció en 2016. Durante las sesiones, el tribunal ha podido analizar lo ocurrido con ayuda de una maqueta del lugar de los hechos. Sobre todos ellos pesa el cargo de “conspiración para cometer un acto terrorista”. Ayyash está acusado de “perpetrar el atentado, además de homicidio e intento de homicidio”. Ninguno está señalado por el fiscal jefe, el canadiense Norman Farrell, por haber detonado personalmente la carga explosiva. Pero la acusación alega que la participación de Ayyash fue decisiva durante los preparativos y ejecución del asesinato. Hezbolá, por su parte, niega tener algo que ver en lo ocurrido.El Tribunal Especial para el Líbano fue creado conjuntamente por Naciones Unidas y Líbano, y a pesar de los esfuerzos realizados todos estos años, Oneissi, Sabra, Merhi y Ayyash siguen en paradero desconocido para jueces y fiscales. No han participado en el juicio ni tampoco se han puesto en contacto con los abogados de oficio que les representan. Rafik Hariri fue primer ministro de Líbano en cinco ocasiones tras la guerra civil que se prolongó entre 1975 y 1990, y el año anterior a su muerte firmó una enmienda a la Constitución que permitía ampliar el mandato del presidente del país, el prosirio Émile Lahoud. Hariri no estaba a favor del cambio, pero lo hizo, y la ONU dictó una resolución pidiendo unas elecciones presidenciales libres, la retirada de las tropas extranjeras y el desmantelamiento de grupos armados como Hezbolá, favorable a Damasco. Hariri acabó dimitiendo en un momento de gran tensión en la zona tras la invasión estadounidense en Irak, que enconó la rivalidad entre la comunidad chií, apoyada por Siria e Irán, y la suní, inclinada hacia Estados Unidos y Arabia Saudí. Su muerte desembocó en la denominada Revolución de los Cedros, una serie de manifestaciones masivas contra la presencia siria en Líbano, que concluyó con la retirada de las tropas de esta última.
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