¿Y si la receta para sacar de la pobreza a 375.000 personas ya estuviera disponible y solo hiciera falta comprar los ingredientes? Un teléfono por aquí, unos radares por allá, una pizca de sensores, una buena dosis de inteligencia artificial, todo ello sobre una base de acceso a una red Wifi potente y que nunca falte una buena cobertura. Tres expertos han medido cuánto dinero necesita el sector de las telecomunicaciones en América Latina y el Caribe para reducir la brecha de desigualdad. Han llegado a la conclusión de que la inversión debe aumentar un 10% de media para conseguir sacar de la pobreza a estas 375.000 personas. Entre 2008 y 2017 el sector público y el privado invirtieron en la región hasta 153.000 millones de dólares.
Antonio García Zaballos, Enrique Iglesias y Alejandro Adamowicz, especialistas en Conectividad, Mercados y Finanzas del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) han publicado sus conclusiones en un estudio para el que han analizado doce países: Argentina, Bolivia, Colombia, México, Surinam, Chile, Costa Rica, Ecuador, Perú, Panamá, Guatemala y Honduras. Los investigadores han aplicado una metodología estadística para calcular cuánto dinero hace falta invertir en diferentes ámbitos: acceso al mercado laboral, productividad en la agricultura, acceso a la salud, reducción del hambre, transportes, agua limpia y saneamiento…
Latinoamérica y El Caribe lleva años luchando contra la brecha tecnológica que parte al continente en dos. Según la Asociación Interamericana de Empresas de Telecomunicaciones, solo el 56 % de sus ciudadanos tiene Internet y hay banda ancha en el 45 % de los hogares. En el último congreso organizado por la asociación, los responsables políticos y empresariales se comprometieron a acabar con esta desigualdad en un plazo máximo de diez años. En esa cita, Raúl Katz, uno de los mayores expertos mundiales en digitalización sacó a colación uno de los principales escollos de la región: la mediocre cobertura de banda ancha en zonas no urbanas y propuso “incentivos a la inversión privada para el despliegue de infraestructuras en zonas rurales”.
Para lograr sacar al mundo rural de su retraso, este estudio plantea varias fórmulas. Una de ellos es modernizar leyes allí donde están desactualizadas y elaborar un marco normativo donde ni siquiera existe. “Hay que pensar en crear autopistas digitales, en maneras para lograr por ejemplo que los hospitales estén conectados a diferentes servicios y entre ellos. Un alto porcentaje de los países tiene leyes generales de finales de los 90 o principios de los 2000. Hablar ahora del despliegue de 5G y de inteligencia artificial en la región es una utopía”, resume García Zaballos. “También sucede que hay países en los que existen planes de gobierno electrónico, de educación a distancia, de salud telemática… Pero los niveles de conectividad son muy bajos en algunas zonas, lo que hace que la brecha con los que sí tienen conexión aumente”, completa Iglesias.
Un alto porcentaje de los países tienen leyes generales de finales de los 90 o principios de los 2000. Hablar ahora del despliegue de 5G y de inteligencia artificial en la región es una utopía
Los expertos del BID proponen varias acciones inmediatas para corregir la situación actual. “El 85% del tráfico de la región pasa ineludiblemente por Estados Unidos, lo que tiene una serie de consecuencias en términos de calidad y precio. Es necesario aumentar el ancho de banda para que las soluciones de gobernanza electrónica sean reales. Hay que aumentar la cantidad de contenidos en idioma local, algo fundamental en el entorno rural. Y también resulta importante preparar a la población. México, por ejemplo, se está tomando muy en serio la capacitación de sus ciudadanos”, recalca Zaballos.
Los especialistas del BID apuntan que hace falta un esfuerzo mayor si se quiere reducir la pobreza para 2030. “Falta mucha infraestructura y, por tanto, conectividad. Así difícilmente se podrá aumentar la competitividad”, apunta García Zaballos. Hay algunos países que han mostrado un especial esfuerzo por mejorar sus estándares. Bolivia aumentó su inversión entre 2008 y 2017 un 240%; Argentina, un 127%; Costa Rica, un 120% y Perú, un 104%.
¿De qué forma pueden las telecomunicaciones ayudar a las poblaciones más vulnerables? Los autores del estudio ponen varios ejemplos: “Un mayor acceso a Internet y a la comunicación telefónica puede facilitar el acceso a información laboral y a recursos educativos; la infraestructura digital colabora con la sostenibilidad agrícola y mejora la seguridad alimentaria; también conecta áreas remotas lo que facilita oportunidades de trabajo y acceso gratuito al conocimiento”.
Los países que ocupan las primeras posiciones en algo tan fundamental como la implantación de banda ancha son Chile, Bahamas y Brasil. Tres ejemplos de Gobiernos que han apostado por la digitalización. “Yo siento que algo está cambiando en la región, hay un cambio sustancial dentro de las agendas de los gobiernos para crear una nueva economía. Veo también más coordinación con el sector privado y la involucración de distintas carteras dentro de un gabinete”, señala Iglesias.
Como los especialistas del BID, hay otros expertos que piden el enfoque social en la expansión de las nuevas tecnologías. Renata Ávila, fundadora de Fundación Ciudadanía Inteligente, alertó en un foro hace apenas cinco meses de que en América Latina el aumento de acceso al mundo digital se estaba abordando desde la perspectiva económica y no desde los derechos de la ciudadanía. Esta fundación promueve un uso ciudadano de Internet en 17 de los 33 países de la región en los que, lamentaba Ávila, “se está creando una nueva brecha, la democrática”.
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