Alejandro Sanz y Raquel Perera llegan a un acuerdo de divorcio


Celoso de su intimidad, Alejandro Sanz desde hace un año rompe sus propias normas. Es el tiempo que lleva separado de su esposa Raquel Perera. A través de sus redes sociales anunció que su matrimonio se había acabado y desde entonces y de manera regular ha ido contando las novedades que ha experimentado su vida personal. Así se sabe, por ejemplo, el amor que profesa a Rachel Valdés, la artista cubana con la que ahora comparte su vida. La última noticia de su vida personal la ha difundido en las últimas horas. Ha sido de nuevo en las redes sociales donde ha mostrado con detalle el reencuentro con sus tres hijos menores, Alexander, Dylan y Alma, de los que ha estado separado a causa de la pandemia. A la mayor Manuela sí tuvo oportunidad de verla ya que estuvo en España hace unas semanas. El encuentro se produce en vísperas del juicio en el que se dirimirá la custodia de los dos menores, los nacidos de su matrimonio con Perera, un juicio que se presenta muy complicado por las tensas relaciones que mantiene con la que un día fue su pareja.

Según se ve en el vídeo que el cantante ha difundido se escondió detrás de unos enormes globos amarillos para dar la sorpresa a sus hijos que corrieron felices cuando descubrieron a su padre tras ellos. “Me encantaría definiros esta semana. He sentido la felicidad en estado puro. Ellos son la razón y el combustible de mi vida. Por fin con mis niños, solo nos faltabas tú [su hija Manuela]”, ha escrito el artista junto a las imágenes. Las fotos están tomadas en Miami donde viven los tres más pequeños con sus respectivas madres. Manuela reside en México con la suya.

La visita de Alejandro Sanz coincide con la preparación del juicio sobre la custodia de Dylan y Alma, que comenzará en septiembre, más de un año después de que anunciara su separación y retrasado por la crisis del coronavirus. Perera y Sanz atraviesan un momento muy complicado en su relación pese a que cuando se separaron anunciaron su deseo de ser siempre una familia. Uno de los motivos es donde debe celebrarse el juicio de su divorcio. El cantante quiere que sea en España y su exesposa en Estados Unidos. Una situación muy similar a la que vivieron la tenista Arantxa Sánchez Vicario y Josep Santacana. Sanz y Perera firmaron capitulaciones matrimoniales en España antes de casarse que no tienen validez en EE UU.

Por eso, el pasado mes de abril, Sanz presentó una demanda de divorcio en los juzgados de Pozuelo de Alarcón, en Madrid. Un movimiento al que Perera respondió con otra demanda en mayo, pero en Miami, donde convivieron juntos antes de su separación, por lo que la batalla ya no es solo por el contenido de los documentos, sino también por el lugar donde deben juzgarse los hechos. Según el medio mexicano Ventaneando que tuvo acceso a la demanda, la empresaria exige a su exmarido una pensión para sus hijos, además de dinero para gastos escolares, viajes, tutorías, campamentos, seguros médicos o dentales… Para ello pide un pago retroactivo desde julio de 2019, considerando que el artista no ha pagado lo suficiente durante este año. Eso implicaría unos 40.000 euros al mes.

Perera no solo reclamó por sus hijos, sino también por ella. Solicita un seguro de vida del que sea la única beneficiaria y una pensión para ella, por su dedicación y su “contribución y ayuda al éxito profesional, al reorganizar sus compañías y con su sacrificio personal” y que sea acorde con el nivel de vida que ha tenido durante esta década. Así como una repartición equitativa de los bienes obtenidos durante los 12 años juntos. Ella argumenta que dejó de lado su vida personal para contribuir a la economía familiar, criar a sus hijos y hacer que las empresas del músico prosperaran. De hecho, afirma que fue presidenta durante años de Gazul Producciones, principal compañía de Sanz, sin tener un sueldo.

El cantante respondió en un extenso escrito dirigido a la corte de Miami que Perera estaba actuando de mala fe y que su separación se debía solventar en los tribunales españoles, no solo porque él hubiese comenzado el proceso en su país de origen, sino también porque así lo firmaron ambos en su acuerdo matrimonial. Además Sanz añadía que se negaba a pagar los 40.000 euros mensuales que le reclamaba su expareja y rebajaba la cifra a 15.000.

Al poco tiempo, Perera presentó otra demanda, ocurrió en junio y lo hizo también en Miami. En ella exige al juez que congele los bienes de Sanz, en lo que vino a llamar “protección legal temporal”. Su temor es que malgaste todo lo que ha logrado durante estos años y que por tanto no queden bienes para sus hijos.

Desde hace un año, el cantante convive con Rachel Valdés. El periodo de aislamiento lo han pasado en Madrid, en una casa que la pareja ha alquilado en la lujosa urbanización La Finca, en Pozuelo. El cantante se instaló en la capital en vísperas de la que iba a ser su gira española, suspendida por la pandemia.

El primer asalto de la contienda entre Sanz y Perera tiene que ver con el régimen de visitas de sus dos hijos. Perera sostiene que el artista viaja mucho por su trabajo y que debe ser ella quien se ocupe de ellos. La batalla no ha hecho nada más que empezar.


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