Las negociaciones entre Bankia y CaixaBank abren el baile de fusiones en el sector bancario español


Los supervisores europeos llevan años reclamando fusiones dentro de los países entre bancos de la zona euro para combatir los bajos tipos de interés que han hundido los márgenes del negocio. En el Banco Central Europeo (BCE) están convencidos de que las malas perspectivas económicas van a poner en más aprietos a las entidades por el crecimiento de la morosidad. El pasado 1 de septiembre, Luis de Guindos, vicepresidente del BCE, dijo que las fusiones son un instrumento “que puede ser útil y deberían llevarse a cabo de forma relativamente rápida y urgente”.

Desde este jueves, en el BCE están más tranquilos porque se ha dado el pistoletazo de salida con la posible creación del primer banco en España, con la integración de CaixaBank, la tercera entidad, y Bankia, la cuarta por tamaño del sector financiero español, casi 600.000 millones en activos, lo que será un revulsivo para que lleguen más fusiones en el sector. La agencia S&P Global Ratings ha señalado que la operación podría desencadenarse una nueva avalancha de consolidación en el sector bancario español. En una difundida ayer, la agencia ha reconocido que la crisis del coronavirus “ha puesto de relieve la necesidad de una mayor consolidación”.

Los inversores se preguntan por el futuro de entidades como Sabadell, Unicaja, Ibercaja, Kutxabank o Liberbank, entre otras, y no pierden de vista a los grandes, como BBVA o Santander, acuciados por la baja rentabilidad. Al incrementarse el tamaño de los grandes jugadores, cada vez es mayor la diferencia con el resto de entidades, que quedan con menor capacidad de competir comercialmente. Esta concentración, auspiciada por los supervisores, va en detrimento de los consumidores, según las principales organizaciones de este sector, como Asufin o la OCU, que temen la formación de un oligopolio bancario. Esta también ha sido la crítica a la operación por parte de Unidos Podemos, socio de Gobierno, que se enteró ayer de la operación.

Los propios dirigentes bancarios han reconocido que las fusiones están en sus agendas en los últimos meses. El presidente del BBVA, Carlos Torres Vila, dijo el 31 de agosto pasado que veía “lógico” que se especule con fusiones, pero no es la prioridad del BBVA. Es normal que en periodos de crisis el tema de la consolidación surja, porque a los retos de tipos de interés y rentabilidad reducida se une el impacto de la crisis y coge fuerza la idea de que, a través de sinergias, una consolidación pueda conducir a entidades mejor preparadas para esa situación de dificultad, pero nuestra prioridad sigue siendo el crecimiento orgánico”, indicó en el curso organizado por APIE y el BBVA en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).

Por su parte, Jaime Guardiola, consejero delegado del Sabadell, afirmó en julio que considera lógico que las autoridades supervisoras traten de empujar a las uniones bancarias y“que es normal que el Sabadell esté en las quinielas de las fusiones”, pero también que no sentía presión del BCE y que ganar rentabilidad “nos ocupa el 100% del tiempo y no otras cuestiones”.

Los mercados bursátiles celebraron este viernes con rotundidad el anuncio de conversaciones para integrar Bankia en CaixaBank, con subidas del 33% en el caso del banco público y del 12,4% para la entidad absorbente. Fuentes financieras de la operación creen que se podría reducir la plantilla en un máximo de 8.000 personas, el 15% del total, con un gasto de 2.400 millones, aunque los detalles no están cerrados. El nuevo banco podría reducir los gastos en 700 millones en tres años, según las mismas fuentes.

Apoyo del Gobierno

Este optimismo también se vio en los inversores y los analistas, que premiaron las avanzadas negociaciones entre José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia, e Isidro Fainé, máximo responsable de la Fundación La Caixa, que controla el 40% de CaixaBank. El proyecto de integración tuvo un gran impulso en junio y julio pasado. Al comprobar la dureza de la crisis que provocaba la pandemia, ambos dirigentes volvieron a establecer contactos. Desde el primer momento, el Ministerio de Asuntos Económicos, así como el fondo de rescate FROB, estuvieron al tanto de la marcha de las negociaciones, que contaron con todo su apoyo. A partir de la semana del 17 de agosto, los equipos directivos de ambas entidades iniciaron contactos con los asesores de la operación para preparar los detalles, que fueron a los consejos de administración respectivos. El de Bankia se celebró el 24 de agosto y en una fecha cercana el consejo de CaixaBank para autorizar la apertura de negociaciones.

Para el Gobierno es importante despejar la cuestión del futuro de las ayudas entregadas a Bankia, 24.000 millones en total, teniendo en cuenta las recibidas por BMN, que fue absorbida por la entidad dirigida por Goirigolzarri. Aunque Unidas Podemos ha dicho este viernes que le genera “inquietud” la operación de la que se enteró ayer, desde La Moncloa se considera que no habrá una oposición frontal por parte de ningún partido relevante. Además del guiño político que supone la operación hacia Cataluña, el Ejecutivo también cree que es más fácil recuperar las ayudas en un gran banco español que en una entidad pequeña como Bankia.

Fuertes recortes de personal y oficinas

Los analistas y los bancos de inversión también alabaron la posible absorción porque entienden que la nueva entidad saldrá reforzada en capital (ambos tienen buenas ratios), generará importantes sinergias, de en torno a unos 700 millones anuales, y tendrá capacidad para realizar fuertes reducciones de gastos. Barclay’s, que calcula que la entidad resultante elevaría un 18% su beneficio en 2022 tras ajustar la red de oficinas, ha señalado que la consolidación es “positiva para el sector” y generaría grandes sinergias de costes.

Según los datos preliminares que manejan en las negociaciones de fusión, podría recortarse la plantilla en unos 8.000 trabajadores, que es la mitad de los que tiene ahora Bankia, mediante bajas incentivadas y prejubilaciones. Internamente se maneja un coste de 300.000 euros por empleado, aunque en los últimos despidos realizados por CaixaBank cada empleado ha supuesto un cargo, de media, de casi 400.000 euros.

La forma de financiar este adelgazamiento, que también supondrá cerrar más de 1.500 oficinas, el 25% del total, será recurrir al beneficio contable que se generará con el fondo de comercio negativo. Esta partida procede de que CaixaBank comprará Bankia, mediante canje de acciones, a un precio muy inferior al de su valor en libros. Ahora su capitalización en Bolsa es de 4.250 millones y tiene un patrimonio de 10.000 millones. La diferencia entre lo que paga y ese valor en libros se llevará a beneficios y con una parte se podrán pagar los costes de reestructuración de la operación.

Desde ambas entidades se insiste en que se buscará el acuerdo sindical y la paz social, algo que se espera lograr con buenas indemnizaciones para los que dejen el banco. CC OO y UGT han reclamado que todas las medidas se hagan con consenso, pero no rechazan la operación.

La Caixa mantiene el mando

Una de las claves por las que esta operación puede firmarse es el alto control de La Caixa, con el 40% de CaixaBank. Aunque la entrada de Bankia le diluya hasta el 30%, y el Estado pase de tener el 62% de Bankia al 15% de la fusionada, La Caixa seguirá siendo el accionista mayoritario. Esta circunstancia no se da en ningún otro banco español, por lo que la absorción de Bankia suponía al resto que el Estado fuera el primer accionista.

Además, tanto Bankia como CaixaBank proceden del mundo de las cajas de ahorros y están acostumbradas a convivir con el poder político sin esa aversión que sí puede existir en bancos que siempre han sido privados, como el BBVA y el Santander.

Los analistas apoyan la fusión

El director de inversiones financieras en Mutualidad de la Abogacía, Pedro del Pozo, ha calificado el anuncio como “positivo para los mercados, para el sector y para las dos entidades”, aunque ha recomendado prudencia para que las expectativas creadas en los mercados “no se vean frustradas” ante un posible fracaso de las negociaciones, dada la fase preliminar en la que se encuentra el acuerdo y que esta misma operación se intentó en mitad de la crisis de la deuda, no llevándose a efecto finalmente.

Por su parte, el portavoz de eToro en España, Javier Molina, ha explicado que el anuncio de la operación supone, desde el punto de vista técnico, “una bocanada de impulso para todo el sector financiero, pudiendo generar interés y volumen entre los inversores”, en un escenario en el que estaba cotizando en una situación “de máxima debilidad, con poco volumen y escaso interés inversor”.

“En todo caso, no hay que olvidar que la tendencia de medio y largo plazo de todo el sector, no solo en España, sino también en Europa, sigue siendo bajista y eso invita a cierta precaución. El sector se enfrena a un contexto de bajos tipos de interés, creciente competencia y la necesidad de acelerar la transformación digital”, ha apuntado el portavoz de eToro.

En opinión del subdirector del equipo de instituciones financieras de Scope Ratings, Marco Troiano, lo más interesante es la participación en un proceso de consolidación de CaixaBank, que “ya es líder del mercado en muchas áreas”. “Creemos que la operación de Intesa/UBI en Italia ha demostrado que es posible que bancos que de por sí ya son importantes, aumenten aún más sus cuotas de mercado a través de fusiones y adquisiciones”, ha señalado Troiano.


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