Lewis Hamilton no tuvo su mejor día en la Fórmula 1. Era claro líder de la carrera en el GP de Italia tras las primeras 20 vueltas y se dirigía hacia un triunfo cómodo, el que debía ser su número 90 en la F1. Sin embargo, el abandono de Magnussen, que aparcó su coche en una zona peligrosa, justo delante de la entrada del pit lane, y un error suyo y del equipo, le relegaron a sufrir en medio del pelotón. Lewis y Mercedes no se dieron cuenta de que el pit lane estaba cerrado en el instante de su primera y única parada, y poco después, en la primera posición, el británico recibió la mala noticia: iba a ser sancionado con un Stop and Go de 10 segundos que le alejaban del triunfo.
El británico estaba realmente enfadado. Primero, con los coches parados por la posterior bandera roja por un fuerte incidente de Leclerc, cogía su patinete eléctrico para dirigirse a la entrada del pit lane para comprobar que no había ningún semáforo. Posteriormente, acudía a declarar ante los comisarios. Lewis hacía su particular ‘show’, desconforme con la sanción, y al volver a ponerse el casco realizó una gran remontada, aunque solo le sirvió para ser séptimo.
“Un día difícil, aunque no hemos perdido muchos puntos respecto a nuestros rivales”, dijo en declaraciones a las televisiones el vigente campeón del mundo, que pudo minimizar las pérdidas al ver como Bottas sufría para ser quinto, e incluso ampliar un poco más su ventaja con un Verstappen que terminó abandonando.
“Enhorabuena a Pierre Gasly. Realmente lo aprecio. Fue degradado injustamente al equipo B, y hoy vence al equipo A. Se lo merece. de verdad. Se merece un lugar en un equipo superior”, finalizó el británico en un contundente mensaje en apoyo al francés, ganador de la carrera en Monza, y contra Chris Horner y Helmut Marko, que a mitad de la pasada temporada decidieron bajar a Gasly del Red Bull y colocarlo en Toro Rosso por un inicio de campaña pobre del francés, hundido ante la enorme presión recibida por parte de sus jefes.
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