Imanol
Alguacil nunca duda cuando se trata de Zubieta. Ante la ausencia de ese Odegaard que maravilló la pasada temporada, el oriotarra apostó por alguien que llevaba 80 minutos en Primera. La jugada, aunque fuese con fortuna, le salió redonda.
Roberto López fue por primera vez de la partida con la camiseta de la Real como interior derecho, pero siempre cerca de los tres jugadores de ataque. El escenario no era el idóneo para el maño. A su escasa experiencia en la élite hay que sumar que el balón no rodaba como debía. Los jugones sufren cuando la pelota no llega rápido y con nitidez al destinatario. Así comenzó López, tratando de darle velocidad al juego sin éxito; bien porque el Valladolid se replegaba con las líneas juntas o bien porque las piernas realistas ya pesaban antes de empezar.
Sus primeros envíos fueron erróneos. Gorosabel no era capaz de profundizar y las diagonales del aragonés tampoco generaron superioridades. Que el centro del campo no pudiera conectar con las posiciones más ofensivas fue siempre el problema. La Real se fue entonando con el paso de los minutos, pero sin pólvora. Solo quedaba el balón parado.
Todas al ‘28’
“Roberto tiene una zurda increíble, lo conozco bien y lo hemos trabajado”, dijo Imanol
Alguacil en rueda de prensa. No deja de ser curioso que el encargado de sacar las acciones a balón parado sea alguien que no llevaba más de cinco partidos con los mayores. Pero es que es lo único que podía explotar la Real, visto lo visto. Portu no debió botar una de las muchas acciones mal ejecutadas ayer estando Roberto
López en el campo.
Las siguientes las cogió el ‘potrillo’ y el balón acabó entrando con la inestimable ayuda de Masip, que convirtió el centro peligroso en gol tras el movimiento de despiste de Merino. Cinco partidos en Primera y Roberto López ya produce. Un tanto y una asistencia, la del año pasado ante el Real Madrid. La gasolina le duró 78 minutos y Januzaj ocupó su lugar, pero el maño demostró ser útil en la primera encrucijada que propuso la competición doméstica. Roberto López ha llegado para quedarse.
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