Hay maneras y maneras de empezar un campeonato, pero la de Gennaro
Gattuso y ‘su’ Nápoles está entre las mejores por descontado. Segunda victoria consecutiva sin goles en contra de los napolitanos que, esta vez ante el Genoa, desplegaron un fútbol vertical, acertado y arrollador.
Hirving con un doblete, Zielinski, Elmas, Mertens y Politano fueron los autores de los goles ante el equipo genovés que apenas pudo dar respuesta al recital de los locales.
Sonrisas y lágrimas en la primera parte
El partido arrancó como cualquier napolitano hubiera deseado: ritmo alto, ocasiones, y gol a los 10 minutos de empezar. Hirving Lozano, el menudo delantero mexicano, cazó un centro cerrado desde la izquierda y si bien no pudo a la primera, fue a la segunda intentona cuando batió al portero Marchetti. La asistencia se la apuntó Mertens.
Pero el comienzo de color de rosa se fundió a negro cuando en el 23’, Lorenzo
Insigne sintió un pinchazo en su muslo izquierdo. Se detuvo en seco y se marchó directamente al vestuario posiblemente despidiendose también del importantísimo duelo de la próxima jornada ante la Juventus. Entonces Gattuso tuvo que rascarse la cabeza y dio entrada a Elmas, cambiando también el sistema de juego pero no las prestaciones, pues los locales estaban rayando a un gran nivel haciendo mucho daño en la presión al Genoa.
Festival de goles en la segunda parte
Ya en la segunda mitad, el centrocampista polaco Zielinski ‘secuestro’ a los focos para que apuntasen todos a él y firmar un gol en el 46’ y una asistencia, a Mertens, en el 57’. Mucha ventaja ya para un Genoa que, desde entonces, se descolgó del partido sin saber lo que le quedaba por sufrir.
Y es que todo lo bueno y bonito que estaba haciendo el conjunto partenopeo pasó por la sala de máquinas de una manera vertiginosa. Todo verticalidad en San Paolo. Juego eléctrico. No pisó el freno el equipo de Gattuso y siguió oliendo la sangre cada vez que tenía el balón. Lozano, con el cuarto, firmó un doblete y Elmas y Politano se unieron a la fiesta con el quinto y el sexto respectivamente.
Un set en blanco que deja al Nápoles como líder en solitario, con ganas y motivos para soñar con una temporada ilusionante.
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