Con el confeti del título de las Finales de Conferencia todavía fresco, muchos analistas se lanzaron a pronosticar su Lakers en 5 o 6 y a dar así por sentenciado el título de la NBA cuando lo único que sabemos es que las Finales más singulares de la historia, en terreno neutral y sin aficionados, arrancan la próxima madrugada de miércoles a jueves a las 03:00 horas en horario peninsular.
Evidentemente, descartar de un plumazo a los Heat es optar por la opción mayoritaria y apostar por el guion lógico: L.A. ha sido mejor equipo en temporada regular y tiene al mejor jugador del planeta en sus filas. Observando los últimos tres meses de competición en la burbuja, si algo han tenido estos playoffs ha sido un guion de película independiente. Nada es lo que parece.
“Lo he dicho una y otra vez”, comentó Jimmy Butler, líder altruista de unos Miami Heat que se han convertido en el tercer equipo en alcanzar unas Finales NBA desde el quinto o peor puesto de la temporada regular. “Creo en nuestro grupo. Sé que podemos ganar cuatro más, no somos complacientes y no nos sentimos satisfechos”.
Los Heat quiere presentar batalla a unos Lakers que han sido el único de los favoritos al título al inicio de la burbuja que han cumplido con el guion establecido. Con un LeBron James indestructible y un Anthony Davis estelar han anulado a todos sus enemigos. Miami, por su parte, se han cargado a los Milwaukee Bucks del MVP Giannis Antetokounmpo y los laureados y emergentes Boston Celtics de Tatum, Brown y compañía. Ni así les dan opciones.
“Debemos estar casi perfectos para batir a los Lakers, pero somos capaces de ello”, analiza Butler. “No estamos preocupados por si somos el quinto o el primer clasificado. Estamos preocupados de nosotros mismos y de ser los mejores Miami Heat que podemos ser”.
En la misma línea, Erik Spoelstra, que viaja a sus quintas Finales NBA –las cuatro anteriores lo hizo con LeBron James en su plantilla, no en la del rival– remarcó que los Heat no se conforman con ser un saco de boxeo las próximas dos semanas: “Sabemos lo difícil que es llegar a este punto, pero nos vamos a preparar, porque sabemos que no hemos llegado hasta aquí para celebrar tan solo esto. Que nadie confunda nuestras intenciones”.
¿Tienen los Heat ADN de campeonato? “Por supuesto”, responde Bam Adebayo, héroe en el sexto partido contra los Boston Celtics que sentenció las Finales del Este. “No me conformo con menos, vamos a disfrutar hoy y luego volver al trabajo”. Cuando Andre Iguodala decidió viajar a South Beach, incluso forzando la mano de los Warriors y los Grizzlies tras un traspaso y una polémica incomparecencia con su equipo de destino, nadie sospechó que el movimiento de Iggy era ganador.
El tiempo le ha dado la razón al veterano alero, que viaja a sus sextas Finales NBA consecutivas, un hito tremendo. Así de bien lo analiza Adebayo a sus 23 años:
“Este equipo no se ha juntado para jugar tan solo 82 partidos y marcharse a casa. No es la razón por la que llevó a Jimmy aquí. No es la razón por la que me drafteó ni por la que trajeron a Andre Iguodala, Jae Crowder, Solomon Hill o Derrick Jones Jr. T
odo ha sido para preparar cómo podemos ganar un campeonato, y me encanta este equipo que se ha juntado porque todos somos supuestos perdedores, y aquí estamos”.
Lo cierto es que la temporada de Miami es de libro, legendaria, un curso que refuerza su cultura del esfuerzo, como dirían en Valencia, y que da la razón al talento en la dirección de Erik Spoelstra y su mentor y padrino de la franquicia, Pat Riley. Él, que se enfrentará a su exequipo como jugador y entrenador, ha sido el hilo conductor del éxito de Miami todos estos años. Y los precedentes le dan argumentos a favor de la sorpresa definitiva.
“Pat no hubiera juntado a este equipo si no supiera que grandes cosas nos esperaban más adelante”, concluye Adebayo. Miami puede ganar a L.A, por muy difícil que sea.
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