El todo o nada sale cruz

Que a nadie le extrañe si, cualquiera de las próximas semanas, a la International Board y a la FIFA se les ocurre implantar tiempos muertos en los partidos de fútbol. Dos por equipo en cada periodo, por ejemplo. Y que Imanol ordene una defensa en zona cuando el oponente ataque en estático. Y que la vigilancia sea individual después de cada córner. Y que las internadas por la banda sean dirigidas por el ordenador en la pizarra, con rotulador negro y unos cuantos garabatos, en el fragor de la batalla. ¿Terminarán expulsando a un futbolista por cometer cinco personales? A este paso, quién sabe.

Habrá entrenadores maravillados con la novedosa norma que se puso en práctica cuando el fútbol fue reanudado tras el confinamiento. Y otros que maldecirán que cada equipo tenga el derecho a cinco cambios. Imanol
Alguacil no ha ocultado su disgusto, en más de una ocasión, por las detenciones que interfieren el ritmo que su Real quiere imponer. La opción de que todo el mundo pueda cambiar a cinco jugadores en un máximo de tres tandas es un método estrechamente ligado a que la música de un partido se interrumpa por sistema.

Le guste el nuevo estatuto o no, Imanol emplea la manga ancha que le concede el fútbol actual. Se está decantando, en la mayoría de las ocasiones, de intercambiar los cromos a la vez. Y de agotar el cupo, hasta las cinco modificaciones.

Minuto 63: la Real frena en seco

La contienda contra el Valencia se encanallaba para la hora de juego. El asedio de la Real no se traducía en el remate de la faena. El refranero definiría el asunto con mucho ruido y pocas nueces. Oyarzabal, el recurso del intermedio, se aproximó al gol en una conducción marca de la casa instantes antes de que la Real se declarara incapaz de proseguir con un voltaje elevado.

Minuto 63. Remiro saca en corto, el Valencia no había configurado su armadura de retaguardia y Mikel
Merino, en plena conducción por la medular, de detiene. Ninguno de sus compañeros era capaz de continuar con la estampida. Frenazo en seco. Turno para los reservas. Imanol pide tiempo muerto.

La Real realizó cuatro cambios en el minuto 66. Una revolución en toda regla para dinamitar el tramo final. Todos los giros radicales incluyen un componente de riesgo. El todo o nada salió cruz. Guevara fue sensiblemente inferior a Zubimendi. Roberto
López no fue más ingenioso que Silva. Portu tampoco se acercó al impulso que dio el lesionado Januzaj. Y Willian
José apenas rebasó la dosis de peligro que había creado Isak.

Ocho minutos después del toque de corneta, el Valencia decidió el partido a la contra. Los cuatro cambios había surtido el efecto enrevesado. Imanol buscó la victoria con la nueva norma y perdió. El mejor de la Real resuelto el cuádruple cambio fue Gorosabel. La apuesta no funcionó.


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