Tengo grabada una imagen del partido del Athletic en Eibar. Justo el momento en el que Capa se dispone a dar el pase que Unai López convertiría segundos después en el definitivo 1-2. Hasta siete jugadores rojiblancos cargan el área en el minuto 87. El lateral diestro y seis que buscan el remate. Una instantánea que habla de la ambición y de la valentía de los leones y también de su coherencia porque la dinámica que llevaba la segunda parte invitaba a lanzarse a por el gol.
Otras veces, empatando a domicilio, el Athletic se ha dedicado a guardar la ropa para amarrar el punto. Especialmente en momentos de dudas como el que arrastraba después de la derrota inicial en Granada. El domingo no fue así. El conjunto bilbaíno olió sangre y fue a por su presa, que estaba herida.
Esa fotografía no solo revela ambición. También una correcta lectura de la situación en particular. Los seis futbolistas que acuden al área se encuentran perfectamente escalonados. Tres atacando la zona entre el punto de penalti y el área pequeña y otros tres presentándose desde segunda línea. Cada uno a una altura distinta: izquierda, centro y derecha. Para ofrecerle a Capa todas las alternativas posibles. Es una imagen para enmarcarla y enseñarla en las escuelas de fútbol.
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