A simple vista, parece un cruce entre una cebra y una jirafa. Su larga lengua azul, tan larga que alcanza a limpiarse las orejas, permite a estos herbívoros coger ramas y tirar de ellas para comer. El okapi es considerado un fósil viviente, por su parecido con los primeros jiráfidos que aparecieron en el periodo Mioceno hace 23 millones de años, cuando los Pirineos, los Alpes y el Himalaya todavía estaban en formación. Hoy solo quedan unos 25.000 ejemplares en estado salvaje, por lo que se le considera una especie en peligro de extinción. Por esta razón el nacimiento de Ede el pasado 20 de septiembre ha llenado de alegría a los cuidadores del Zoológico de Londres. Oni, la madre de la criatura, ya dio a luz a otro bebé en 2017 que recibió el nombre de Meghan, en honor a la duquesa de Sussex. La especie, también conocida como jirafa del bosque, puede llegar a pesar entre 200 y 300 kilos, con una longitud de dos metros.
Los okapi se consideran los mamíferos supervivientes más antiguos de la Tierra y son originarios de la República Democrática del Congo, donde la pérdida de hábitat y la caza furtiva han contribuido a la reducción de su población. Son animales evasivos y huidizos, muy difíciles de ver porque suelen esconderse entre la penumbra de los matorrales.
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