Chile está abriendo un parteaguas en la región: Dresser | Mesa política

Chile está abriendo un parteaguas en la región: Dresser | Mesa política

Para Lorenzo Meyer, no solamente gana la democracia por la vía de la movilización popular, sino que se abre un espacio mayor de independencia en América Latina frente al poder hegemónico.

Con el plebiscito realizado el domingo, los chilenos han vuelto a dar a Latinoamérica una lección de lo que sucede cuando la sociedad se organiza y lucha por sus ideales, señala Sergio Aguayo.

En la última Mesa política, Lorenzo Meyer, Denise Dresser y Sergio Aguayo abordaron entre otros temas este ejercicio democrático celebrado en Chile, con el que se eligió terminar con la Constitución realizada durante la dictadura de Augusto Pinochet.

Es notable que, en 1988, los chilenos se hayan liberado de Pinochet a través de un referéndum, de manera legal, recordó Aguayo.

“Tuvieron éxito, pero permaneció la Constitución, aprobada durante los años de la dictadura militar y es hasta ahora, 32 años después de aquel referéndum, que coincidió con nuestras elecciones fraudulentas de 1988, cuando finalmente y después de una gran cantidad de movilizaciones sociales”, expresó.

Esas movilizaciones mezclaron, por cierto, las nuevas agendas del siglo XXI, destacó, con la movilización de las feministas, los ambientalistas,y que logran este triunfo histórico.

“Una y otra vez, a lo largo de mi vida, he podido constatar la importancia de que la sociedad se involucre y participe; no es tan sencillo, no es tan fácil”, expresó.

Destacó los momentos clave de Chile, que entre 70 y 73 tuvo un gobierno electo democráticamente, que fue frustrado por una conspiración armada por Estados Unidos junto con el ejército, con Pinochet, que desembocó en el golpe de estado de septiembre de 1973.

Señaló que es un caso que conoce bastante bien, porque lo estudió como modelo de participación ciudadana, en comparación con la movilización por los derechos civiles en Estados Unidos y en México.

Independientemente de las implicaciones que tenga para los partidos políticos, es una ratificación del peso y la importancia que tienen en la historia el que la sociedad se organice y se movilice.

“Así que felicitaciones una vez más para los muchos amigos chilenos que tengo, creo que han vuelto a dar una lección en Latinoamérica de lo que sucede cuando la sociedad se organiza y lucha por sus ideales”, expresó.

En un mundo de nubarrones pandémicos, opinó Denise Dresser, un rayo de luz de esperanza, de avance, de una agenda progresista, paritaria, que buscará redefinir la relación entre Estado, mercado, igualdad, para una nueva realidad.

“Qué bien que un rotundo 78 por ciento haya votado para encarar y transformar el legado militarista de Pinochet; los chilenos buscaron encarar lo que el politólogo Gabriel Negretto llama ese “defecto congénito”, una constitución que nació en medio del militarismo y ahora se reabre en un contexto pacífico, ciudadano, surgido de una movilización social, síntoma de la crisis de representación chilena, eso que motivó a los jóvenes a tomar las calles y ahora se trata de construir y recuperar la legitimidad política, que se escuche a quienes necesitan ser oídos y el régimen ha ignorado”, dijo.

Y uno de los objetivos de la nueva constitución va a ser cambiar las reglas económicas del juego sobre la distribución del poder, de los bienes públicos, explicó; no se trata sólo de un asunto de derechos civiles, sino también de derechos laborales, derechos sociales, derecho al agua, el acceso a la educación, la vivienda.

“Creo que Chile está abriendo un parteaguas en la región, está generando un proceso constituyente excepcional en América Latina en muchos sentidos, y se optó por la ruta de una convención constituyente que estará formada, como ya lo vimos, por 155 ciudadanos elegidos por el voto popular y con una característica extraordinaria, inédita en el mundo, que refleja el impacto del movimiento feminista chileno, será redactada de manera paritaria”.

Dresser celebró la participación superior al 50 por ciento, a pesar del Covid.

“Y celebro la algarabía compartida de tantos chilenos en los espacios públicos ayer, es un triunfo democrático, sin duda”, concluyó.

Para Lorenzo Meyer, el caso chileno no puede desprenderse tan fácilmente de lo acontecido en Bolivia.

En Bolivia, que fue un sistema político en el siglo XIX y en el siglo XX particularmente inestable; una sociedad muy dividida, en términos raciales, de clase y, por lo tanto, culturales; y, de repente, por la vía de la votación, echa abajo un golpe de estado.

También es un golpe al ejército chileno, que es un ejército muy fuerte, creado sobre todo en la guerra del Pacífico, en la guerra contra Perú.

Y la presencia militar en Chile es definitiva, más o menos se aceptó la democracia en una sociedad muy clasista, muy dividida en los sectores sociales.

Tan dividida, por ejemplo, que se cita una conversación de la esposa del actual presidente, Sebastián Piñera, con una amiga en el momento en que empiezan las manifestaciones estudiantiles, y ella dice que ve a los manifestantes como seres extraterrestres, que no se imagina qué rayos están haciendo ni de dónde salieron ni qué quieren, señaló Meyer.

“No se necesitaba realmente mucha inteligencia para saber de dónde habían salido”, dijo, “pero probablemente para algunas partes de las clases altas chilenas sí eran realmente extraños”.

 

 

“Se logra, en el caso de Bolivia y en el caso de Chile el retorno a la democracia, no de manera sencilla; hay violencia, y violencia que lleva a muertes, no es Pinochet ni es el acribillar a mansalva a los manifestantes, pero sí se reprimió”, explicó.

Finalmente, dijo, la movilización social pagó con gaseamientos, garrotazos, prisión porque se llevaron muchos a la cárcel, y muertos.

“Hay un precio que no podemos dejar de mencionar en esto, no se consigue tan fácilmente nada más movilizando y yendo a votar, para eso hubo necesidad de soportar la violencia, la violencia de una estructura política de clase muy clara”.

La victoria en Bolivia y en Chile es una victoria sobre sus fuerzas armadas. En el caso de Chile, finalmente es sobre los carabineros, uno de los cuatro cuerpos que participó en el golpe contra Allende, junto con el ejército, la armada y la fuerza aérea.

“Son movimientos que se sobrepusieron a las fuerzas armadas por la vía pacífica”, expresó. “Lo pacífico lo ponemos con estos asegunes que he mencionado, pero básicamente es una movilización pacífica, que ya no se podía detener.

 

Foto: Reuters

 

“Las imágenes de ayer de la celebración es como si hubiera ganado un partido de oposición, se hace todo este movimiento para una consulta, pero una consulta no como la nuestra. No es como la que va a ser aquí que comentaste, una consulta donde no se sabe qué se consulta, donde sólo la Suprema Corte, y con trabajos, yo creo, entiende qué quieren decir”.

En Chile no, en Chile fue clarito, agregó.

“Queremos o no queremos una nueva constitución, y si la queremos hay de dos sopas, una en donde la mitad del constituyente estaría electo por los plebeyos y la otra mitad sería parte de la clase política, que hoy está en el poder y la respuesta de casi el 80% es fantástica, dijo no, no, queremos un constituyente del pueblo vía la elección”, señalo.

 

Movilizaciones feministas en Chile. Foto: Reuters

 

En donde sí se colarán algunos de los que añoran el sistema pinochetista, pero no va a haber la trampa de mitad y mitad, es todo o nada, que se elija el constituyente, todo el constituyente, y se ponga sobre la mesa los principales problemas que son económicos y de clase.

“Es el momento en que ya se agotó el modelo, hay que empezar a buscar otro. También es el problema con nosotros, se agotó el modelo y hay que empezar por los laberintos de la economía y de las relaciones sociales, de la relaciones de clase, de las relaciones con Estados Unidos; esta vez, tanto en México en el 2018, como en Bolivia como en Chile, la mano de Estados Unidos no se vio como se vio en otras ocasiones, aquí hay una cierta, una relativa independencia, una mayor independencia de América Latina para elegir su camino, porque lo de Pinochet es como señaló Sergio Aguayo, ya los estudios hechos al respecto ya son montones, es la intervención directa de Estados Unidos, y en Bolivia ni se diga, con nosotros han sido más discretones, pero también han estado”.

Entonces, agregó, no solamente es que gana la democracia por esta vía de la movilización popular, sino que se abre un espacio mayor de independencia en América Latina frente al poder hegemónico.

“Que ahorita anda bien metido en sus problemas internos y yo creo que no tiene tiempo para andar viendo las minucias como Chile o Bolivia, y qué bien, que entre más se dedique a lo suyo y menos ponga la vista en nosotros, muchísimo mejor”, expresó.

Con esta disertación sobre Chile, concluyó la última mesa de los lunes, con Denise Dresser, Lorenzo Meyer y Sergio Aguayo, quienes seguirán en este espacio de noticias, debate y reflexión, señaló Carmen Aristegui.




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