Un seguro de vida

Mikel
Oyarzabal no descansa ni ante un Granada diezmado que tenía como portero a un miembro del juvenil que debutaba en la élite del fútbol. Qué pensaría Ángel Jiménez al ver al ‘Pichichi’ de LaLiga Mikel
Oyarzabal disparar una y otra vez sobre su meta con los colmillos afilados en busca de otros tres puntos.

Y es que el capitán de la Real volvió ayer a acudir a su fiel cita con el gol. De la forma que más le gusta. Con la misma tranquilidad que siempre. Con exactamente el mismo resultado que en las 13 anteriores ocasiones. Balón a la cazuela por quinta jornada consecutiva tras ver puerta ante Getafe, Betis, Huesca, Celta y ayer ante el Granada. Así, igualó a Dar
k
o

Kovacevic
y Antoine
Griezmann que en 2003 y 2014 tuvieron la misma regularidad con el gol. Cinco tantos en cinco jornadas consecutivas, una Hazaña al alcance de los elegidos.

Antes, ya había avisado a Jímenez de que su tarde, aquella que podría ser gloriosa, iba a ser complicada. Oyarzabal volvió a ser un puñal por la izquierda y construyó junto a Nacho
Monreal una autopista sin peaje por la banda de Anoeta. Los dos zurdos causaron estragos, bien con los centros del lateral o con las internadas del eibarrés. Fue Oyarzabal quien hizo sudar a Ángel antes del cuarto de hora después de superar con suma facilidad a Pepe y disparar cruzado un fuerte chut, pero el meta granadino repelió el disparo con el pie. “A la siguiente no perdono”, pensó para sí mismo el capitán mientras se lamentaba.

Y ya van…

La Real abrió la lata con el tanto de Monreal en el minuto 22 y poco después Oyarzabal volvió a tener la responsabilidad de ejecutar una pena máxima. Algo cotidiano para él. Como ir a comprar el pan para cualquier ciudadano de a pie. El ‘10’, que reconoció hace poco en una entrevista que entrena durante dos días a la semana los 11 metros, volvió a marcar de penalti. Y ya van 13 de 13 con la camiseta de la Real. El prodecimiento, también el de siempre.

Coger la pelota, colocársela en el pecho y dejarla con mimo sobre la cal. Mirar el balón con la misma concentración que un cirujano cuando se dispone a operar a vida o muerte. Hay aficionados de la Real que ya temen el fallo antes del lanzamiento: “Es hoy, no puede meterla siempre”, rondaba en el pensamiento de miles de guipuzcoanos. Todavía no, insensatos.

Carrera, saltito, y disparo a la derecha de Ángel, que se movió de un lado a otro realizando aspavientos como tratando de despistar al máximo artillero de LaLiga. Seis goles en nueve jornadas. Se iría a los 25 en caso de continuar en la misma media goleadora durante el curso. Oyarzabal, un seguro de vida.


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