Treinta euros anónimos por los cafés que no le servirán en un bar durante el cierre


Patxi Trujillo, que regenta el restaurante La Viña del barrio San Francisco de Bilbao, ha recibido un sobre anónimo con 30 euros que le ha hecho llegar un cliente por los cafés que no podrá tomar en noviembre, mes en el que su establecimiento permanecerá cerrado tras el cierre decretado por el Gobierno Vasco para hacer frente a la covid-19.

Según ha explicado el propietario, el lunes se acercó a su local para apagar la cafetera y alguna cámara refrigeradora que se habían quedado encendidas el viernes pasado, porque no se usarán durante el cierre.

Su “sorpresa”, ha señalado Trujillo, llegó tras al abrir la persiana y encontrarse una carta escrita a mano y con letras en mayúsculas en las que podía leerse “hasta enseguida”. “Al abrirla, el autor de la nota aclaraba al hostelero que no había podido acudir a su local el pasado viernes, último día en el que los establecimientos hosteleros estuvieron abiertos al público: “No puedo evitar que os obliguen a cerrar. Yo sí voy a poder trabajar ese mes, así que he sacado la cuenta de lo que consumiría aquí en noviembre si estuviera abierto. Ya sé que esto no resuelve vuestra situación… Me hubiera gustado poder hacer esto el viernes 6, pero no podía pasar. Un abrazo muy fuerte”.

Trujillo ha dicho que se trata de un detalle “superbonito”, que le ha emocionado “mucho” y que le da “energía para luchar toda la vida”. Afirma que está “casi seguro” de que “se trata de una clienta, por la letra escrita”, y se ha mostrado muy agradecido por este “superdetallazo”, pero desconoce quién puede ser. “No tengo ni idea. No sé quién es, si me hubiera puesto ‘soy la del cortado con sacarina’, pues igual me acordaría de ella. No sé, igual es chico, no tengo ni idea”, ha subrayado. “Sabía que tenía clientes buenos, pero hasta ese punto no me lo imaginaba”, ha aclarado.

No obstante, espera que el cliente o clienta se lo aclare “algún día”, “aunque sea al oído” y le diga: “¡Hola, Patxi, soy el del sobre!”. “Le diría que me ha dado energía para luchar toda la vida, que no son los 30 euros, sino lo que conlleva. Lo que te ayuda que te digan que lo haces bien, que no es culpa tuya, y que con esto se sigue adelante toda una vida”, ha enfatizado el hostelero.

No es la única alegría que se ha llevado Patxi Trujillo. El viernes, último día que estuvo abierto, otra clienta tuvo el mismo detalle, recoge ETB. “Ha sido un subidón de energía y nos hacía falta”, ha apuntado. 


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