Amnistía Internacional (AI) ha asegurado tener pruebas de una “masacre” cometida la noche del 9 de noviembre en la que fueron asesinadas “decenas o probablemente centenares de personas” a golpes de cuchillos y machetes en la ciudad de Mai Kadra, en la región de Tigray, desde donde más de 10.000 etíopes huyen de la guerra y han entrado en el vecino Sudán en los últimos dos días. La organización de derechos humanos afirma que ha verificado digitalmente “fotografías espantosas y vídeos de cuerpos esparcidos por las calles de la ciudad o siendo transportados en camillas”. Según testimonios recogidos por AI, la matanza habría sido cometida por fuerzas leales al Frente de Liberación del Pueblo Tigray (TPLF) después de haber sufrido una derrota militar, y que las víctimas eran trabajadores que no participaron en los combates.
“Se trata de una tragedia terrible cuyo verdadero alcance solo dirá el tiempo, ya que las comunicaciones en Tigray siguen cerradas”, ha declarado Deprose Muchena, directora de Amnistía Internacional para África Oriental y Meridional. La mayoría de los cadáveres se encontraban en el centro de la ciudad y a lo largo de una carretera que conecta a esta localidad con Humera. Los testigos, que acudieron al lugar al día siguiente, relataron a AI que los cuerpos presentaban heridas abiertas realizadas con machetes y cuchillos y que no había rastro de balas, extremo que ha sido confirmado por esta organización tras mostrar las fotografías a un patólogo independiente.
Al menos tres personas dijeron a Amnistía Internacional que los supervivientes les habían informado de que habían sido atacados por miembros de la Fuerza Especial de Policía de Tigray y otros miembros del TPLF. “No hubo intercambio de disparos para que el Ejército se apoderara de la ciudad. Pero cuando entramos, lo que vimos fue devastador. Los caminos estaban sembrados de cadáveres, especialmente en el centro del pueblo, y en el camino que conecta a este con Humera”, relata el comunicado.
“Instamos a los Gobiernos de los países vecinos a que mantengan sus fronteras abiertas para las personas que se ven obligadas a abandonar sus hogares”, ha solicitado en un comunicado Clementine Nkweta-Salami, directora de la oficina regional de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que teme que la cifra de 10.000 etíopes huidos se dispare de manera inminente dada la violenta escalada del conflicto. “Al mismo tiempo, solicitamos a las autoridades etíopes que tomen medidas que nos permitan seguir dando asistencia en condiciones de seguridad a los refugiados y desplazados internos dentro de Tigray”, añade. La agencia de Naciones Unidas negocia con ambos bandos para mantener abiertos corredores humanitarios. El primer ministro etíope, Abiy Ahmed, ha asegurado este jueves que el Ejército federal había “liberado” la parte oeste de la citada región, fronteriza precisamente con Sudán, donde se han producido intensos combates contra el TPLF.
En Tigray hay más de 96.000 eritreos [la región es fronteriza con Eritrea] repartidos en cuatro campos de refugiados, así como 100.000 desplazados internos que viven en zonas próximas al conflicto. “Las carreteras y la electricidad están cortadas, así como las comunicaciones telefónicas e Internet, haciendo el contacto casi imposible. Hay desabastecimiento de combustible y los servicios bancarios se han interrumpido, lo que ha generado una falta de dinero en efectivo”, asegura ACNUR.
Las agencias internacionales no pueden llevar comida
Este jueves, la oficina de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA) ha alertado de que las agencias no pueden abastecer de comida y material sanitario a la población de esta región porque todos los accesos están bloqueados. “No tenemos ninguna manera de hacer llegar productos alimentarios, medicamentos y otras provisiones de urgencia al interior de la región, estamos cada vez más inquietos por la protección de la población civil”, ha asegurado OCHA mediante un comunicado.
El Gobierno de Tigray, liderado por el Frente de Liberación del Pueblo Tigray (TPLF), ha declarado este jueves el estado de emergencia. “Lo hacemos para defender a nuestro pueblo y nuestra soberanía de la invasión por parte de extranjeros”, en referencia a las acciones militares del Ejército etíope, según un comunicado leído en la cadena de televisión regional. El conflicto se desencadenó el pasado 4 de noviembre cuando el primer ministro Ahmed declaró la guerra a las autoridades de Tigray acusándolas del presunto ataque a dos bases militares, extremo que estas niegan. En septiembre pasado, el TPLF organizó elecciones regionales no autorizadas por Adis Abeba y ambas partes rompieron relaciones.
Desde hace una semana el Ejército etíope bombardea posiciones en Tigray, según confirmó este miércoles el general Yilma Merdassa, jefe del Ejército del Aire, a la televisión etíope Fana BC. “Nuestros objetivos han sido almacenes de armas y carburante así como otras instalaciones que la junta del TPLF tenía previsto utilizar”, aseguró. Por su parte, el general Tessema informó a la agencia estatal de prensa Ethiopian News Agency que la localidad de Humera, fronteriza con Sudán y Eritrea, había sido tomada por las Fuerzas Armadas y se encontraba bajo su total control.
En Addis Abeba, el primer ministro Abiy Ahmed, quien obtuvo el Premio Nobel de la Paz en 2019, ha asegurado este jueves que las tropas etíopes que avanzan en la región de Tigray habían encontrado los cadáveres de militares federales maniatados y asesinados con disparos. En paralelo, las autoridades etíopes se preparan para llevar ante la Justicia a los líderes del TPLF, algo que ocurrirá “a corto plazo”, ha señalado a la agencia estatal de noticias el ministro de Defensa, Kenea Yadeta, que también ha explicado que tienen previsto nombrar autoridades regionales de transición. El Parlamento retiró la inmunidad a 39 líderes tigray, entre ellos al presidente regional, Debretsion Gebremichael.
Mientras Ahmed asegura que la guerra va a ser rápida, la Unión Africana (UA) ha pedido a ambas partes el cese de las hostilidades y el respeto a los derechos humanos así como la protección de civiles. “Sigo con inquietud la escalada de la confrontación militar en Etiopía y animo a las partes a dialogar para encontrar una solución pacífica”, aseguró el presidente de la comisión de la UA, Moussa Faki Mahamat, quien al mismo tiempo mostró el “firme compromiso” de este organismo con la soberanía nacional etíope.
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